El cordón dunar de la playa grovense de A Lanzada sigue su avance, regenerándose de manera totalmente natural gracias a las medidas de preservación introducidas en las dos últimas décadas y al aparente aumento de la concienciación social.

A pesar de las importantes agresiones padecidas y de la presión a la que están sometidas, especialmente en temporada estival, las dunas se recuperan favorablemente, y con ellas la vegetación que las caracteriza y, en buena lógica, la fauna que de ella depende.

Lo cierto es que hay zonas de paseo marítimo invadidas por la arena, y esa es una buena señal, ya que representa el crecimiento y avance experimentados por el cordón dunar. Y eso es, precisamente, lo que se buscaba cuando se afrontaron los proyectos de regeneración, y sobre todo cuando se eliminó la vieja carretera comarcal que pasaba atravesaba el istmo prácticamente sobre la playa.