Nació como una experiencia piloto que ponía en marcha la antigua Consellería de Familia que dirigía Manuela López Besteiro y bajo la supervisión de la Secretaría de Igualdade de Carmen Bianchi y tenía como principal objetivo supervisar los derechos de las mujeres y prestar una ayuda que acabaría siendo trascendental para muchas de ellas. El Centro de información á Muller de Vilanova (CIM) comenzó a funcionar un 16 de octubre de 1995. Era el primero de la comarca y se sumaba a otros ocho repartidos por toda la geografía gallega, especialmente en el rural, donde la mujer todavía carecía de voz para hacerse oír.

Desde aquel entonces, los CIM han experimentado un importante crecimiento. Solo en la comarca, existen cinco de estos centros de ayuda a la mujer (Vilanova, Sanxenxo, O Grove, Vilagarcía y el mancomunado que reúne a los municipios de Cambados, Ribadumia Meis y Meaño) y en Galicia más de 80.

En el caso concreto de Vilanova, se ha pasado de contar tan solo con una diplomada en Servizos Sociais a poseer una importante estructura que incluye ayuda psicológica y jurídica. Es más, en el caso de Vilanova de Arousa, existe una Mesa de Coordinación, que se reúne de manera periódica, para analizar la situación de cada caso de violencia de género que existe en el municipio.

Esa mesa, además de por las integrantes del CIM, está formada por un miembro de la Subdelegación del Gobierno y por agentes de la Guardia Civil y la Policía Local especializados en la materia. Además, también se centran en otras cuestiones, como la dinamización del papel de la mujer en zonas del rural a través de actividades que van desde el impulso a las asociaciones de mujeres rurales a la organización de viajes o diferentes cursos.

La primera directora en Vilanova, cuando todavía tenía un ámbito comarcal, fue Rosa Brea, que todavía recuerda las primeras reuniones de todos los CIM en un piso de General Pardiñas con la secretaria de Igualdade. "Al principio éramos diplomadas en Servicios Sociales, pero a medida que íbamos avanzando, nos dimos cuenta de que era necesario ofrecer otras cuestiones, sobre todo, atención psicológica y la ayuda de un jurista", señala Brea.

Durante los años que ejerció como directora del centro recuerda momentos muy duros, con "casos extremadamente complicados que se solucionaron con mucho esfuerzo, e incluso, consiguiendo llevar a la mujer víctima de violencia de género a una casa de acogida. Era muy difícil convencer a una mujer que diera el paso a denunciar, lo sigue siendo, porque el maltratador las acaba anulando por completo y es muy complicado salir".

Aunque reconoce que en ese ámbito se ha avanzado mucho en la sociedad "la violencia de género sigue muy presente, incluso en edades muy tempranas, adolescentes que achacan a simples celos el control excesivo que ejercen sobre ellas sus parejas, cuando ese es el primer indicio de que algo en la relación no marcha bien", resume la experta.