Cerezas, sandías, melones, naranjas, ... Circulando en coche por alguna de las carreteras gallegas más transitadas no resulta extraño ver puestos en los que se venden este tipo de productos. Habitualmente se despachan directamente desde un vehículo -un coche o un camión- o desde un improvisado chiringuito formado por poco más que una mesa y un cartel anunciando la ganga que ofrecen para llamar la atención de los conductores. Un grupo de quince vendedores ambulantes que ejercen su actividad en los mercadillos de O Salnés han presentado una reclamación en la oficina de la Agencia Tributaria en Vilagarcía en la que denuncian la "ilegalidad" de estos puestos que les supone "una competencia desleal". Solo en la carretera nacional entre Vilagarcía y Pontevedra, han constatado más de 18 puestos. También pueden verse en O Rial, en Carril y en Abalo (Catoira), entre otros lugares.

La Asociación Galega de Ambulantes e Autónomos (AGAA) se ha hecho eco de las quejas de los vendedores salinienses enviando escritos a diferentes administraciones para poner en su conocimiento "la invasión" de vendedores al pie de las carreteras que "ocultan su autorización municipal o no disponen de ella". Las cartas han sido dirigidas al presidente de la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp), al delegado del Gobierno en Galicia, a la directora xeral de Comercio de la Xunta y al director xeral de Administración Local.

Aunque la denuncia de estas prácticas presuntamente irregulares y perjudiciales para los ambulantes que pagan religiosamente sus impuestos haya partido de Vilagarcía, el presidente de AGAA, Francisco Romero Alvite, precisa que la proliferación de la venta ilegal de fruta en los márgenes de las carreteras es una práctica generalizada en toda Galicia.

Circular

Por ello, han instado a la Fegamp a que envíe una circular a todos los ayuntamientos de la comunidad para que apliquen la normativa vigente en materia de venta ambulante. Romero Alvite advierte de la "dejación de funciones" de los cuerpos de Policía Local, y por tanto de los concellos, pues "consienten esta competencia desleal". "El año pasado hubo muchos puestos y les salió bien porque nadie los controló, y este año han venido más", lamenta el presidente de la asociación gallega de ambulantes.

Autorización

Francisco Romero cree que "la solución es muy sencilla. Esta gente está atentando contra el artículo 77 de la Ley de Comercio en vigor". Incide en dos aspectos. Aparte de la "pasividad" de las administraciones locales, que "deben velar por el cumplimiento de las ordenanzas", el presidente de AGAA recalca la obligatoriedad de todas las personas que venden en la vía pública de tener a la vista de sus clientes la preceptiva autorización municipal.

Cierto es que en los mercadillos prácticamente ningún puesto muestra su permiso para poder vender en la calle. "Las excepciones son los de Pontevedra, Redondela y Marín. Son los únicos que tienen a la vista las autorizaciones", dice Romero Alvite, quien considera que la situación de los puestos "irregulares" en las carreteras "son la imagen real del funcionamiento de los mercadillos". "Ocultar la autorización municipal conlleva una sanción administrativa, y la ausencia del permiso, el decomiso de la mercancía", concluye.