No puede exprimirse más. Esa es la conclusión a la que ha llegado la comisión formada en la parroquia vilanovesa de Caleiro para proceder a recuperar la iglesia de Santa María de Caleiro por lo que ha optado por recurrir a las administraciones para acabar de rehabilitar un templo que llevaba muchos años abandonado, lo que acabó provocando su deterioro. Los propios vecinos crearon esta comisión para evitar que el deterioro del templo acabase por convertirlo en una ruina. La colecta dio resultado y el tejado del templo se encuentra totalmente restaurado.

Ahora queda el interior, pero la comisión entiende que no se le pueden pedir más esfuerzos económicos a los vecinos, especialmente en unos momentos en que las economías particulares no atraviesan su mejor etapa. El presidente de la comisión, Benito Leiro, reconocía ayer que para acondicionar todo el interior "no vamos a recurrir a la colecta, sino a los organismos oficiales, alguno de los cuales ya ha mostrado, de manera verbal, su intención de colaborar en la recuperación del interior de la iglesia". Aunque no descartan que algún vecino se ofrezca a sufragar la rehabilitación de alguna imagen o de alguna parte del interior del templo, la comisión descarta realizar una colecta como la que se puso en marcha para acondicionar el tejado, la cual supuso recaudar la cantidad de 40.000 euros. No van a rechazar esas propuestas, pero no están dispuestos a alentarlas, ya que "el esfuerzo que se ha hecho por parte de todos los feligreses creemos que ya ha sido suficiente".

Con el tejado del templo totalmente recuperado ahora el objetivo es centrarse en restaurar las imágenes del interior, las cristaleras, la madera y proceder a toda la limpieza de la misma, aunque "el grueso de la actuación creemos que ya ha pasado". En los próximos días, la comisión tiene previsto remitir una carta de agradecimiento a todos los feligreses por su colaboración en esta iniciativa, en la que se invirtieron más de 40.000 euros, y explicar cuales son los trabajos que todavía quedan por acometer. "Nuestra ilusión es que a finales de este mismo verano podamos estrenar de nuevo el templo, aunque va a resultar extremadamente complicado", entienden desde la comisión.

Una vez que vuelva a acoger oficios religiosos, el salón parroquial se va a mantener para las misas multitudinarias, mientras la iglesia de Santa María de Caleiro se va a destinar a celebraciones más íntimas, como bodas o bautizos.

La de Caleiro no es la única iglesia en Vilanova que ha visto como la solidaridad de los feligreses conseguía que volviese a abrir sus puertas. Un ejemplo muy similar ocurrió en San Miguel de Deiro, donde el templo parroquial sufrió un incendio que acabó con el altar. Los propios vecinos acabaron sufragando la reparación del mismo para volver a acoger oficios religiosos a las pocas semanas de que ocurriese el accidente.

Otra iglesia que se encuentra a la espera de la aportación popular es la de A Pastoriza de Vilanova de Arousa. Lugar en el que fue bautizado el escritor Ramón María del Valle-Inclán, el templo se encuentra cerca de convertirse en una ruina luciendo ya varios agujeros importantes en el tejado, La parroquia también ha iniciado una colecta con la que pretendía acometer las obras a lo largo del pasado mes de agosto, pero resultó imposible, y hubo que aplazarla en el tiempo para ver si se consigue la cantidad de dinero necesaria.

Otros vecinos que también se han preocupado por un templo son los de Baión, algunos de los cuales han llegado a plantear el traslado de la capilla de San Simón a otro emplazamiento.