Los tres hombres encapuchados que anteayer asaltaron un chalé de O Rial (Vilagarcía) se llevaron al menos 300 euros que la dueña de la casa tenía en una cartera y un reloj marca Breitling valorado en unos 2.000. Así lo afirma la dueña de la vivienda, que prestó declaración en la mañana de ayer en la Comisaría de la Policía Nacional.

La víctima descarta de plano que el asalto obedeciese a un ajuste de cuentas por narcotráfico y lo desvincula de su marido, José Ramón Dorgambide Casais, que cumple una condena de siete años de cárcel por tráfico de drogas. Mientras tanto, la policía sigue buscando a los tres autores del asalto y en las últimas horas localizó el segundo automóvil que los hombres habían robado de la casa de Dorgambide.

El vehículo, un Audi A8, estaba en perfecto estado y apareció en la explanada de un concesionario de coches de la recta de Rubiáns, a algo más de cuatro kilómetros de distancia de la urbanización de O Rial.

Los responsables del concesionario apuntan que "no vimos nada. Aquí suele haber mucho movimiento de gente y de coches, que vienen al taller, al concesionario... e incluso pasa a veces que hay quien aparca dentro del recinto varias horas. La verdad es que a la hora de cerrar, sobre las 19,30 horas, nos pareció raro que nadie avisase de que iba a dejar ahí el coche. Y hoy por la mañana (por ayer) al ver que seguía allí fue cuando llamamos a la policía".

Atadas a la escalera

Todo empezó, según el relato de la dueña del chalé, a las 10,30 horas del miércoles, cuando un hombre timbró en su casa. "Dijo que era un repartidor y que me traía un paquete", afirma la mujer. Sostiene que abrió la cancilla del jardín sin asegurarse de la identidad del presunto repartidor "porque no tengo vídeo en el telefonillo". También abrió la puerta de casa, pero poco después fueron tres personas, encapuchadas, las que entraron en el domicilio. "Al principio vi a dos, pero después apareció el tercero. Pero venían con las caras tapadas y no vi ningún rostro", manifestó ayer la mujer a FARO tras declarar en la Policía.

Estaba al lado del Audi A8, que los agentes estacionaron a las puertas de la Comisaría tras la inspección visual, y la acompañaban dos hombres, uno de los cuales era el marido de la empleada del hogar que también estaba en el chalé en el momento del asalto. Poco después de acceder al domicilio los encapuchados uno de ellos "enseñó" una pistola, en palabras del marido de la empleada del hogar, aunque no profirió ningún tipo de amenaza. "Nos ataron las manos por la espalda a los barrotes del pasamanos de la escalera con unas bridas y nos decían que les diésemos el dinero. Le dije no lo teníamos y nos amordazaron", relata la víctima, visiblemente emocionada cuando rememora lo sucedido.

La esposa del Dorgambide manifiesta que las obligaron a sentarse en el suelo y que mientras tanto los encapuchados se pusieron a rebuscar por la casa. Ninguno de ellos quedó con ellas vigilándolas, aunque parece ser que de vez en cuando dos de ellos salían del chalé para regresar poco después. Los tres individuos hablaban entre ellos en castellano "pero no tenían ningún acento especial", añade la dueña del inmueble.

El calvario de las dos mujeres duró hasta las cinco de la tarde, momento en el que según el testimonio de la dueña de la casa los tres hombres abandonaron definitivamente el lugar. Durante las cerca de siete horas que duró la retención los hombres no les dieron ni comida ni bebida, aunque sí les proporcionaron una manta para que se abrigasen. "Dentro de lo que fue no se portaron mal", añade el marido de la trabajadora doméstica. La dueña de la casa, por su parte, asegura que no sufrieron ningún tipo de agresión ni amenaza. Al quedar solas, ésta última logró liberarse. "Se fueron sin quitarnos ni la mordaza ni las bridas, pero yo conseguí sacar una mano", afirma, mostrando las manos, visiblemente hinchadas. Lo que hizo entonces fue llamar a su madre y ver cómo había quedado la casa. "Estaba todo revuelto".

Aunque por el momento hay varias líneas de investigación abiertas y la policía maneja distintas hipótesis para explicar el suceso, una de las que se manejaban el miércoles era la del ajuste de cuentas por un asunto de narcotráfico. Varios factores lo motivaban, y entre estos los antecedentes del propietario de la casa, José Ramón Dorgambide Casais, que está considerado un lugarteniente de David Pérez Lago, hijastro de Laureano Oubiña, y que está en la cárcel por su relación con un alijo de 2.000 kilos de cocaína que Pérez Lago intentó introducir por la Costa da Morte. Dorgambide también fue procesado por estafa en la venta de coches de alta gama.

Pero la esposa del narco niega tajantemente esta posibilidad. "Fue un robo, de ajuste de cuentas nada. No dijeron nada de mi marido y si llega a ser ese tipo de gente yo no estaría ahora aquí". Asimismo declaró ante la policía que en los últimos días no recibió ningún tipo de llamada extraña o intimidatoria y que tampoco fue vigilada o seguida.