A medida que va conociendo la Ley de Costas, la indignación del regidor isleño es mayor, sobre todo por el agravio comparativo que se comete al reconocer la excepcionalidad de once localidades mientras que el resto seguirá "igual o peor que con la normativa de 1988". Uno de los casos más claros es el de Empuriabrava, localidad situada en la costa de Girona formada por canales artificiales, "donde la nueva normativa sitúa la zona de dominio público en el agua, mientras que los amarres y los chalés son propiedad privada".

En A Illa en cambio, asegura Vázquez, "hay mojones del deslinde marítimo terrestre situados en el medio de las fincas, y a partir de ahí, se cuentan los 100 metros de protección", distancia que en algunos puntos es imposible de aplicar. De hecho, se da la circunstancia de que están afectadas zonas como A Franqueira, que se encuentra situada detrás de los edificios de la avenida de A Ponte. En definitiva, el alcalde isleño solo utiliza un calificativo para la nueva norma: "vergonzosa".