Emilia y Pardo, los dos burros fariñeiros (Equus asinus) alojados por el Concello de O Grove en una lujosa parcela con vistas al mar estratégicamente situada en la isla de A Toxa, van a ser padres.

Después de muchos intentos y alguna que otra falsa alarma, parece que ella, Emilia, está preñada. Su retoño, al que llamarán Bazán, vendrá al mundo "a finales de primavera o principios del verano", anuncia un orgulloso Alfredo Bea García, concejal delegado de Medio Ambiente al que prácticamente puede considerársele el "padrino" de la criatura, ya que él fue el principal impulsor del proyecto de recuperación y protección de esta especie de pollinos.

Y lo mejor es que se trata de una familia de cuadrúpedos que no sabe de ideologías políticas, ya que el galeguista solicitó el proyecto con la firma del anterior alcalde, el socialista José Antonio Cacabelos Rico, que apoyó la iniciativa, y la consolidó siendo socio del actual regidor, el conservador Miguel Ángel Pérez García.

Tras las presentaciones de los que, para bien o para mal, han tenido algo que ver en la llegada de Emilia y Pardo a la emblemática isla del turismo, hay que insistir en la que es la noticia del día, y la que, a buen seguro, será uno de los ejes centrales del próximo carnaval. Y es que "los veterinarios lo han confirmado, así que podemos anunciar ya esta buena noticia", insiste el concejal galeguista.

Y lo dice siendo sabedor de que todo cuanto rodea a esta pareja de burros no pasa desapercibido, y de que son muchos los vecinos que estaban esperando que esto pasara, y se alegrarán por ello.

Hay que tener muy presente que Emilia y Pardo no son unos burros cualquiera. Por un lado su presencia en A Toxa, y el hecho de que se aparearan y puedan tener descendencia, supone una muy buena noticia desde el punto de vista de conservación de esta especie, tan representativa de aquella Galicia rural en la que se usaban, sobre todo, para transportar la harina de los molinos, de ahí que se les conozca como fariñeiros.

Pero estos animales también se han convertido en un aliciente turístico extra, ya que son muchos los visitantes que se detienen a observarlos de cerca. Incluso pueden considerarse un valor didáctico, social y educativo, ya que muchos de los vecinos que suelen frecuentar A Toxa o pasear por su Parque Forestal se han encariñado con ellos. Al igual que cientos de niños han pasado ya por la parcela para realizar trabajos escolares o, simplemente, para ver de cerca a Emilia y Pardo. Ahora unos y otros esperarán con ansiedad el nacimiento de Bazán.