En una de las escenas más memorables de la historia del cine, el malo de Blade Runner, un robot con pretensiones humanas, sabedor de que su hora había llegado, decía al protagonista que sus recuerdos se perderían tras su muerte "como lágrimas en la lluvia". Una metáfora de lo efímero de todas las cosas. Como efímera es también la presencia de la humanidad en el tiempo del mundo que habita, en comparación a su edad milmillonaria. En Vilagarcía, la historia del hombre también se ha ido perdiendo como lágrimas en la lluvia. O mejor dicho, en la piedra. Aunque este llanto continúa vivo a la espera de ser rescatado.

En ello se basa el trabajo del vilagarciano Félix González, que ha dedicado los últimos meses de su investigación a recopilar en una tesis el patrimonio prehistórico de la zona comprendida entre los ríos Ulla y Umia. "Se han hecho muchos estudios sobre los restos arqueológicos en Barbanza, pero aquí existe una riqueza comparable a la de los yacimientos más destacados del noroeste peninsular", afirma.

El joven arqueólogo destaca la tremenda presencia de petroglifos en el monte Xiabre, la mayoría de ellos situados en el lado vilagarciano, 13 en el entorno de As Sobreiras, Cea, lugar oculto a la vista y prácticamente inaccesible a pie, como en la mayoría de los casos en Vilagarcía.

Cada petroglifo es un conjunto de figuras, en el caso de Xiabre casi todas geométricas, salvo en Os Ballotes, los más conocidos y mejor conservados. Estas imágenes están grabadas en la milenaria piedra que sobresale del las faldas del monte. Los petroglifos de As Sobreiras fueron hallados hace cinco años durante el estudio de impacto ambiental para la instalación de los generadores eólicos que ahora jalonan el lugar, pero que respetaron los patrones de conservación para estos casos: prohibido construir a menos de 50 metros.

El problema, incide Félix, "es que no se han puesto en valor, pues nadie sabe que están aquí, muy cerca de las rutas de senderismo". Esta realidad contrasta con la del otro lado de Xiabre, en Caldas, donde el petroglifo de Laxe dos Bolos está bien señalizado, "aunque los vándalos arrancaron uno de los postes. Deberían construirlos de una pieza y clavados al suelo para que no los puedan quitar con facilidad", aclara. En esta zona se ha hallado recientemente otro petroglifo más, una muestra de que estas representaciones no dejan de aparecer en el monte.

Conjunto de tres épocas

El otro emplazamiento destacado que a día de hoy sigue abandonado es el de Monte Fento-A Xaiba, también en Cea. El área, compuesta por dos montes de distinto tamaño distantes en apenas 400 metros, consta de un túmulo (lugar de enterramiento del Neolítico, entre el 4500 y el 2500 antes de Cristo), un petroglifo (Edad del Bronce, anterior al 900 a. de C.), descubierto por el propio Félix González, y un castro (Edad de Hierro, justamente posterior).

"Esto demuestra una importante presencia humana continuada en la zona desde hace más de 4.500 años", señala el investigador, que destaca la relevancia patrimonial del entorno que, al igual que en el caso de As Sobreiras, está absolutamente olvidado, apenas intervenido y es difícil acceder al él.

"Tras los incendios de 2006, aún por encima, repoblaron con eucaliptos sobre el mismo túmulo, algo que es poco ético", añade Félix González, que cree que el castro de A Xaiba "podría ser tanto o más importante que el de Alobre, pues a simple vista pueden verse restos de las murallas defensivas del poblado, fácilmente reconocible a distancia".