La Real Academia Española, a través del Diccionario de la Lengua Española, presenta las siguientes definiciones:

Mercadeo: 1. Acción y efecto de mercadear. 2. Conjunto de operaciones por las que ha de pasar una mercancía desde el productor al consumidor.

Mercadear: 1. Hacer trato o comercio de mercancías.

FARO DE VIGO, el decano de la prensa nacional, publicó el 20 de mayo, en plena campaña electoral, unas declaraciones de Julia Aida Filgueira, candidata de Alternativa Meca (AMeca). Preguntada sobre lo que ocurriría a partir del 23, ante la posible necesidad de negociaciones para formar pactos, la independiente respondía que "la falta de confianza en quienes han tenido responsabilidades de gobierno en los últimos 12 años puede llevar a un alto porcentaje de abstención, no habrá una mayoría suficiente y por la derecha y por la izquierda empezará un mercadeo en el que nunca entrará AMeca".... ¡Nunca entrará AMeca!

Fue ella la que empezó a hablar de mercadeo y la que aseguró que no participaría en ese proceso, pero visto lo visto en los últimos días, y sin necesidad de esperar a una resolución final sobre el futuro gobierno, puede decirse que, efectivamente, Aida Filgueira se prestó, fomentó y alimentó el mercadeo, tratando a las actas de concejales electos, y por extensión a los votos y a los votantes, como si fueran mercancía. Fue ella quién se brindó a ese "comercio" entre el "productor y el consumidor", quizás entendiendo que el productor es el votante y el consumidor, el político de turno, el que ocupa un sillón y se presta ya no a mercadeos, sino a todo tipo de cambalaches.

Hace veinte días Aida Filgueira ponía la venda antes de la herida y se avergonzaba de antemano frente al más que previsible mercadeo que se avecinaba y que ella iba a protagonizar, "mercadeando" sin parar y sin rubor desde la cita con las urnas.

La concejala independiente, que fuera activa militante y jefa de filas del PSOE de O Grove, se ha cargado de un plumazo buena parte de la credibilidad que le pudiera quedar después de haber perdido apoyos y lograr solo 346 votos en las pasadas elecciones.

Pero quizás se ha cargado, también, a su propia asamblea y a su agrupación, pues ahora sus militantes saben que tras la decisión tomada en la madrugada de ayer en el sentido de apoyar al PP ella y un par de "colegas" no dudaron en seguir negociando y pisoteando el resultado asambleario. La asamblea dijo que habría que apoyar al PP, pero de madrugada, y de nuevo ayer por la mañana, Aida Filgueira insistió en buscar un acuerdo con Cacabelos, al que llegó a asegurar que era su preferido como alcalde. Pero claro, también dijo eso a Pérez.

Ahora cabe preguntarse cuál va a ser la capacidad de negociación, colaboración y/o gestión de Aida Filgueira en los próximos cuatro años, tanto si está en el gobierno como si acaba el mandato en la oposición. Lo de menos es el resultado final de las negociaciones, ya que AMeca tanto pudo haber pactado con la derecha como con la izquierda. Lo dramático en todo este oscuro asunto es la imagen proyectada, la falta de seriedad y la burla que se hizo del pueblo desde AMeca.

Ayer, a las diez de la mañana, cuando se escribía este artículo, ni siquiera se sabía con quién iba a pactar AMeca, pues de madrugada la asamblea acordaba dar el apoyo al PP, pero como se explicaba anteriormente después de la reunión Aida Filgueira y un par de secuaces contactaron tanto con el socialista José Cacabelos para decirles que no estaba decidido aún y que había posibilidades de arropar al PSOE. Lo que sucede es que, casi a la misma hora, las llamadas que se hacían al líder del PP venían a decir lo mismo. Y tanto en un caso como en otro desde AMeca ya no se hablaba del interés general, de inversiones y de todo eso, sino que se reclamaban más y más competencias o prebendas. Al cierre de este artículo, hay que insistir, no había decisión firme sobre el pacto, pero algo estaba claro ya, y era que en todo este proceso hay dos grandes perdedores, como son el pueblo y AMeca.

Por cierto, la Real Academia Española define Cambalache: 1. Trueque, considerado con desprecio, jactancia, satisfacción, pesar u otro movimiento del ánimo que se expresa por el tono y el contexto. 2. Trueque hecho con afán de ganancia. 3. Trueque de diversos objetos, valiosos o no. U. t. en sent. despect. 4. Trueque, con frecuencia malicioso, de objetos de poco valor.