La memoria de Vilanova tiene todavía muy vivo en el recuerdo a la que fue denominada como la Generación Perdida, un grupo de jóvenes que atraídos por el dinero fácil dejaron su vida por la droga, que poco a poco fue acabando con todos y destruyendo sus familias como si de una maldición se tratase. El icono de esta generación era un equipo de fútbol, bautizado como "Dejadnos Vivir" que en el verano de 1982 se hizo con el campeonato local. Entre aquellos diez jóvenes, la mayor parte de ellos fallecidos tras caer en las crueles manos de la droga se encontraba Francisco José Bóveda "Pacheco", que ayer sumó su nombre al de sus compañeros, también de una forma trágica y cruel.

"Pacheco", uno de los últimos exponentes de esta Generación Perdida que incluso llegó a protagonizar el documental "Marea Blanca" de Televisión Española, fallecía sobre las 11,40 al quemarse gran parte del cuerpo justo a las puertas del bajo en el que vivía, en el número 16 de la calle O Campo, el mismo edificio en el que reside una hermana, que acostumbraba a ayudarle cuando era necesario.

Todo apunta a que el suceso fue totalmente accidental, y que las llamas que le acabaron matando se produjeron cuando intentaba encender un cigarrillo, el viento pudo provocar que la llama del mechero prendiese en la camisa, de tejido sintético, o en el pelo de "Pacheco". Esa es la versión que manejaban ayer las fuerzas de seguridad que se personaron en la zona. De todas formas, continúan con la investigación, ya que nadie pudo ver lo ocurrido.

Su propia hermana descubrió el cadáver de "Pacheco" todavía humeante, y sus gritos alertaron a todo el vecindario que rápidamente se congregó en la zona aunque poco pudieron hacer por él ya que se encontraba fallecido. Durante dos horas, agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Cambados estuvieron recogiendo muestras del escenario, hasta que la juez de guardia ordenó el levantamiento del cadáver, que fue retirado por una funeraria.

Aquejado de una grave enfermedad mental desde hace años, "Pacheco" era conocido por sus largos paseos, sobre todo por el puente de A Illa, siempre sumido en su particular mundo y sin molestar a nadie, algo que destacaban ayer los vecinos.

Si alguien vivió en primera persona aquellos momentos en los que se gestó la Generación Perdida, ese fue el alcalde de Vilanova en los años 80, Sito Vázquez, que tuvo mucho contacto con todos estos jóvenes que acabaron en las garras de la droga. "Era un grupo de jóvenes muy dinámicos e inteligentes, que siempre tenían en mente iniciativas curiosas como el Terrón Rock o el pintado de la plaza de abastos; los tenía casi a diario en la Alcaldía proponiéndome cosas", recuerda Vázquez de unos años en los que Vilanova era territorio exclusivo para los narcos. El dinero fácil que estos ofrecían acabó siendo su tumba, ya que "todos ellos comenzaron a trabajar en las descargas de tabaco para sacar dinero, y más tarde, en la de drogas. Los narcos les pagaban cierta cantidad de dinero y el resto en especie y así acabaron cayendo la mayoría en ese mundo".

Nombre acertado

Echando la vista atrás, Vázquez recuerda que el nombre de Generación Perdida que se les dio fue más que acertado, ya que "muy pocos jóvenes de aquella época se salvaron del contacto con la droga; todos prácticamente jugaron con ellas y los que lograron evitarles fue gracias a que abandonaron el pueblo antes de caer". Entre todos ellos, Vázquez ve a "Pacheco", un joven "algo más retraído que otros de sus compañeros en el equipo, pero que también dio muestras de su dinamismo y su inteligencia antes de acabar así".

También el actual alcalde de Vilanova, Gonzalo Durán, lamentó lo ocurrido, no solo por las trágicas circunstancias en las que se registró la muerte de "Pacheco", sino también por el golpe que supuso para el municipio el impacto de la droga, "que dejó a mucha gente válida por el camino y de cuyos efectos todavía no nos hemos recuperado por completo".