Un nuevo cruceiro cae hecho añicos en O Salnés. Tras el accidente que provocó la destrucción de la Virgen de la Soledad de Rúa Nova (Vilagarcía), a principios de enero, la víctima fue ayer el último de todo el barrio cambadés de Fefiñáns.

Una empresa que está rehabilitando las canalizaciones de aguas pluviales de un edificio de la plaza de San Gregorio estaba trabajando con una grúa. Hacia las 10.15 horas maniobraron con la plataforma elevadora en la que se sitúan los operarios y, accidentalmente, chocó contra el monumento.

El impacto provocó que la pieza rompiese por cuatro sitios. La vara partió por la mitad pero los daños más graves parecen localizarse en la cruz, que se fragmentase en cinco partes. El técnico de Patrimonio del Concello de Cambados, Javier Montero, explica que de la figura del Cristo solo se salvaron la cabeza y el tórax, puesto que las extremidades se han descompuesto en pedazos muy pequeños. En el caso de la Virgen, el accidente supuso que se quedase sin cabeza.

El propio Javier Montero admite que "los daños son muy importantes" y que la restauración no será sencilla. Entre tanto, el alcalde, Luis Aragunde, explica que ya ha hablado con una empresa especializada en la restauración de monumentos. "Intentaremos repararlo lo antes posible, y nos hemos puesto en manos de profesionales", añade el regidor municipal.

El cruceiro roto se encuentra en la confluencia entre la calle Rodas y la plaza de San Gregorio, en pleno barrio de Triana, que pertenece a Fefiñáns. Está considerado como el último que se mantenía en pie de la antigua villa de Fefiñáns, desde que el del atrio de la iglesia de San Benito se descompuso, quedando tan solo la cruz sobre uno de los muros del recinto.

El hecho de que sea el último cruceiro de un área importante del casco viejo de Cambados le confiere una importancia a la que no son ajenos los vecinos. "Le tienen mucho cariño porque fue el punto de encuentro para muchas generaciones de Fefiñáns", añade Aragunde.

Para Javier Montero, el monumento también "tiene un gran valor artístico, histórico y etnográfico y una riqueza iconográfica importante". El monumento lo mandó construir una familia de la zona entre los siglos XVIII y XIX, como una ofrenda.

Lo único que quedó en pie tras el accidente de ayer fue la base cuadrangular –aunque en la vara se aprecia una grieta profunda– y parte de la vara. Ésta cuenta con un peto de ánimas en el que aparece San Francisco intercediendo por dos almas en el Purgatorio, así como con un bajorrelieve con los instrumentos de la Pasión de Cristo –la cruz de espinas, el látigo, la escalera...– y unos angelotes que elevan a un santo que sostiene a un niño en su regazo.

Además, la estructura tiene unos adornos semejantes a nudos de árbol. Para Montero es una iconografía que remite "a la redención de los pecados", que encontró una gran repercusión tras el Concilio de Trento.

El capitel y la cruz son sin embargo más modernos. El técnico de Patrimonio halló referencias a la parte nueva tanto orales como en un catálogo de los años ochenta. Lo componen unos angelotes, un Cristo y una Virgen de factura "tosca".

El cruceiro está depositado en dependencias municipales, a la espera de que lo recojan los técnicos encargados de arreglarlo cuanto antes.