Vilanova gana la subasta de Vista Real y convertirá en público el pazo de los Charlín

La intención de la administración local es destinar el caserón a un centro de día y abrir la gran finca a los vecinos del municipio

A. G. - Vilanova

Estaba cantado, el pazo de Vista Real iba a acabar en manos públicas y la apertura de las ofertas que se celebró ayer en la sede de la Agencia Tributaria de A Coruña no deparó ningún tipo de sorpresa. Todo apunta que la oferta de 1.085.000 euros que presentó el Concello en sobre cerrado el pasado día 9 fue la más alta de cuantas se presentaron, por eso el antiguo caserón comprado para convertirse en joya de unas propiedades manchadas por el dinero del narcotráfico pasará a ser disfrutado por todos los vilanoveses. Ninguna de las otras dos ofertas que llegaron a la mesa de la Agencia Tributaria superaba la tasación realizada por los técnicos municipales, cifra en la que se basó el Concello para valorar su puja ya que no estaba dispuesto a pagar "caprichos".

Aunque el alcalde de Vilanova, Gonzalo Durán, no tenía en el día de ayer confirmación oficial de la noticia al no haber podido contactar con el máximo responsable de la Agencia Tributaria en Galicia, Luis Pazos, no dudaba en catalogar la noticia de "muy positiva para este Concello ya que va a permitir a los vecinos del municipio disponer de una gran zona de esparcimiento y recreo para su disfrute". El gran caserón también ya tiene el destino predefinido desde mucho antes de hacerse con el: un centro de día, algo en el que las tres formaciones políticas que conforman la corporación estaban totalmente de acuerdo, pues este servicio no existe en Vilanova de Arousa. Más diferencias existen sobre el destino del resto de edificaciones que componen el complejo urbanístico de Vista Real, entre las que se barajan servicios sociales o de fomento y atención turística.

Afrontar el pago del pazo no va a ser una tarea excesivamente complicada ni va a suponer un excesivo endeudamiento de las arcas del municipio. El Concello se ha trazado una hoja de ruta para hacer frente al pago de esta cifra que pasa por el desarrollo del área comercial de San Miguel de Deiro. La venta a Desarrollos Vilanova del 10% de aprovechamiento local que le corresponde a la Administración municipal obliga a la empresa a desembolsar la cifra de 920.000 euros, cantidad que se debe invertir en ampliar el patrimonio municipal. A esta cantidad se suma la solicitud de un crédito que se va ha firmar con una entidad bancaria de Vilanova.

El pazo de Vista Real no era el único bien de la familia Charlín que ayer buscaba comprador en la Agencia Tributaria de A Coruña. También dos bajos, seis pisos (dos en Pontevedra y cuatro en As Sinas), seis bateas, un inmueble de oficinas en Vilagarcía, fincas rústicas en Rianxo y Sanxenxo y 24 garajes repartidos en Vilanova, para los que recibió 23 propuestas de compra en la propia Agencia y otras a través de internet y otros medios.

El dinero obtenido en la subasta será remitido a la Audiencia Nacional que deberá saldar las deudas que el Clan de los Charlín mantenía, especialmente la que existe con 57 trabajadoras de la conservera Charpo que, según el auto judicial, tienen preferencia a la hora de cobrar ya que todavía se les adeudan dos millones de euros desde el cierre de la firma en 1999. Una representación de las mujeres se desplazó el pasado día 9 a A Coruña para reunirse con los responsables de la Agencia Tributaria y recordarles la situación que viven desde 1991, momento en que se inició el conflicto laboral en Charpo y que culminó ocho años después con la decisión de la Audiencia Nacional de cerrar la empresa.

La subasta de los bienes de la familia Charlín, todos ellos incautados por la Audiencia Nacional en 1995, comenzó el pasado 5 de octubre en la Agencia Tributaria, que ofreció en sistema de puja propiedades tasadas en seis millones de euros. La subasta se extendió hasta el 19 de octubre, pero solo logró recaudar poco más de 500.000 euros al venderse siete plazas de garaje, dos bateas un antiguo barco de hierro y una nave en pésimo estado de conservación que albergó en su día el cocedero Mar Blanco.

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