La playa de A Compostela sufrió a mediodía de ayer el impacto de otro desagradable vertido, en esta ocasión de fecales, sin haberse recuperado de los efectos de las "galletas" de gasóleo que impregnaron el arenal el pasado domingo.

Las vigilantes de la asociación de mariscadoras fueron las que dieron la voz de alerta, ante una situación que puede paralizar la actividad marisquera durante más tiempo del esperado.

Milagros Touriño, presidenta del colectivo, daba por perdida esta campaña de Navidad, consciente de los nocivos efectos que provocan dos vertidos tan continuados.

La orilla de A Compostela presentaba ayer un aspecto bastante desagradable pues aún permanecen restos del gasóleo en la arena, se observan miles de berberechos y almejas muertas casi en superficie y ahora pueden verse rastros residuales compactos y con un fétido olor a lo largo de todo el arenal.

Las mariscadoras recuerdan que se había reservado este marisco para las fiestas de diciembre por varias razones, entre ellas, los bajos precios del berberecho y la almeja en esta época y la mejor calidad del producto sembrado en la playa, de mayor tamaño y exquisito sabor.

A Compostela es la reserva especial que las mariscadoras guardan para unas fechas en las que se incrementan las ventas de marisco y en las que los clientes suelen pedir un plus de calidad para las cenas de Nochebuena y Fin de Año.

Pero en esta ocasión va a ser difícil que los clientes puedan degustar las sabrosas almejas de la playa de A Compostela, pues las mariscadoras ya se resignan a que en diciembre tendrán que continuar en Os Lombos, una zona de libre marisqueo a la que acuden también en estos momentos, explican las mujeres afectadas.

El vertido de ayer ocupa una amplia extensión, debido a que los restos fecales están dispersos a lo largo de toda la orilla.

Entienden las mariscadoras que se trata de aguas fecales procedentes bien de las cañerías de alcantarillado o de la depuradora de Ferrazo.

"No es la primera vez que llega este tipo de restos a la playa de A Compostela pero en esta ocasión es exagerado", explica Milagros Touriño.

Las trabajadoras dieron aviso de la situación a la Policía Local de Vilagarcía y también comunicaron el problema al Seprona de la Guardia Civil para que se investigue la procedencia.