Sociedad

El virus sigue matando (y mucho) pero la vida sigue

La pandemia parece cosa del pasado en la calle, pese a que los fallecimientos en la comunidad apenas se han reducido este año un 11% respecto a 2021. Los casi 400 decesos notificados en los meses de verano demuestran que este coronavirus está aún lejos de ser estacional

Personas en un centro comercial de Vigo en el último día de mascarilla obligatoria.

Personas en un centro comercial de Vigo en el último día de mascarilla obligatoria. / R.G.

Rafa López

Rafa López

La imagen de cualquier centro comercial abarrotado en estas fechas prenavideñas es el mejor resumen de cómo se percibe actualmente la pandemia en Galicia. La vida se parece mucho a antes de marzo de 2020. Apenas se ven ya mascarillas, y es muy probable que a cualquiera que se le pregunte dirá que el COVID apenas mata. Sin embargo, y pese a que la vacunación ha reducido en buena medida la enfermedad grave y las muertes, en Galicia han muerto este año más de 1.200 personas por coronavirus, apenas un 11% menos que las 1.364 de 2021, que no era muy distante de la del annus horribilis del COVID, 2020, cuando se registraron 1.414. La altísima transmisibilidad de ómicron y sus múltiples subvariantes, que escapan a la inmunidad que confiere la infección y las vacunas, ha causado tantos casos que, aunque el porcentaje de muertes sea bajo, la cifra final de decesos sigue siendo muy elevada.

La primera ola de ómicron produjo registros de récord de la pandemia en la comunidad, como los 76.276 casos activos, de ellos 17.506 en el área de Vigo, que se notificaron el 12 de enero. Al día siguiente, el 13 de enero –en el que se informó de un récord de 7.875 nuevos casos en 24 horas– la aplicación de un nuevo protocolo, por el que se da el alta a los siete días si el paciente no tiene síntomas, redujo esa cifra a 59.451 infecciones. Y otro dato que ilustra la explosión de ómicron: ese día, 13 de enero, se concentraron el 25% de todos los positivos desde el estallido de la pandemia en Galicia hasta entonces. Pese a que ómicron produce menos neumonías bilaterales, el virus sigue descompensando patologías de base en personas vulnerables –mayores de 80 años, principalmente– y matando. Así, entre enero, febrero y marzo se registraron 440 muertos.

En enero se registraron varios máximos: más de 76.000 casos activos el 12 de enero y 7.875 contagios al día siguiente

Pero, lejos de exhibir un comportamiento estacional, el SARS-CoV-2 volvió con fuerza en verano, impulsado por las subvariantes BA.4 y BA.5. La nueva estrategia de “gripalización” hizo que el número de contagios detectados no pasase de 1.750, pero en los hospitales la ocupación superaba los máximos de la primera ola invernal de ómicron. Así, el 7 de julio, en pleno verano, había 939 hospitalizados, de ellos 35 en ucis, en los hospitales gallegos. Había que remontarse al 16 de febrero de 2021, durante la tercera ola, para encontrar una cifra superior, aunque con una diferencia sustancial: entonces había 205 pacientes en uci.

El peaje en fallecidos no tardó en cobrarse, y ese mes de julio, con 222 decesos, fue el peor del año. En total, durante los meses de verano (junio, julio, agosto y septiembre) se registraron 399 muertes por COVID. Y hay que subrayar que son “por” COVID, ya que –según aclaró Sanidade–, Galicia cuenta solo las muertes por el virus –no “con” el virus– desde la tercera ola, que concluyó el 14 de marzo de 2021.

Galicia fue de las primeras comunidades en reclamar la cuarta dosis de la vacuna, que el Ministerio de Sanidad decidió demorar hasta septiembre para contar con fórmulas bivalentes, que incorporaran las variantes BA.4 y BA.5 predominantes entonces. “La dosis de refuerzo llega tarde, podría haberse puesto antes”, decía la directora xeral de Saúde Pública, Carmen Durán, en una entrevista que publicó FARO el 12 de junio.

Desde el final del verano Galicia atraviesa una “meseta” en cuanto a hospitalizaciones, una estabilidad que empezó a quebrarse tras el macropuente de la Constitución. Los expertos apuntan a que las fiestas navideñas impulsarán los contagios, tal y como ha ocurrido en los dos años anteriores.