Vigo

Vigo, destino de moda

Desde la Reconquista hasta la Navidad, de las Islas Cíes hasta los conciertos y el Marisquiño. La ciudad se reivindicó en el noroeste peninsular como polo de atracción turística medioambiental, musical, empresarial, de ocio y familiar

El Auditorio de Castrelos vibró en noches para la historia como la de Sting.

El Auditorio de Castrelos vibró en noches para la historia como la de Sting. / José Lores

Víctor P. Currás

Víctor P. Currás

Ni la más optimista de las previsiones podía imaginar un año así para recuperarse de la pandemia a nivel turístico y de ocio. Y es que en 2022 Vigo se ha consolidado como uno de los destinos turísticos de referencia. El reconocimiento a las Islas Cíes como uno de los 52 destinos imprescindibles como “paradigma de la preservación de la naturaleza” según The New York Times suponía el pistoletazo de salida para una carrera en la que se batieron todos los récords de ocupación hotelera y afluencia. Y es que además de la proliferación de pisos turísticos, en las actuaciones privadas destacaron las inauguraciones del Attica21 en Samil y el Pazo da Oliva en el Casco Vello.

El estreno de la Reconquista como Fiesta de Interés Nacional emocionó a miles de vigueses, pero también a aquellos que desde la primavera y Semana Santa comenzaron a colgar el cartel de completo en los alojamientos olívicos y del área.

Y es que el verano, además de calor, tuvo sonido. El adiós al COVID-19 permitió que la música volviera al Auditorio de Castrelos, donde Sting saldó su cuenta pendiente con una actuación magistral y Dani Martín –90.000 personas según el alcalde– Sebastián Yatra o Tanxugueiras abarrotaron las gradas. Gracias al Xacobeo también volverían los conciertos al Muelle de Trasatlánticos con un cartel variado con Iggy Pop, el emergente Quevedo o C.Tangana proclamando su amor eterno al Celta. Y varios lustros después, el estadio de Balaídos recuperaba los grandes shows con los británicos de Muse rindiendo honores a Isabel II en una velada histórica.

Como gran colofón, la Navidad viguesa dijo adiós a cualquier mal recuerdo pandémico para abarrotar la gran almendra de adornos, luces, atracciones y decorados. El árbol volvió a la nueva Porta do Sol y la ciudad a todo el mundo gracias a las fotos de los miles de visitantes.

La edición más grande de O Marisquiño, ferias como Conxemar –con más de 26.000 visitantes– o la recuperación de los cruceros con más de 170.000 pasajeros ampliaron un expediente que, en los últimos coletazos del doble Año Santo, rozó el sobresaliente.