Galicia

Nochebuena trágica en el Lérez

Galicia registra el accidente de autobús más grave en España desde 2016: siete fallecidos y dos supervivientes cuando viajaban a Pontevedra tras precipitarse desde un puente a unos 35 metros sobre el río

Izan con éxito el autobús que cayó al Lérez cobrándose la vida de 7 personas

Bernabé / Protección Civil de Cerdedo-Cotobade

Elena Ocampo

Elena Ocampo

Un fatal accidente de autobús conmocionó a Galicia en plena Nochebuena. Un autocar con capacidad de 55 plazas caía al río Lérez desde un puente, a la altura de Cerdedo-Cotobade, por causas que aún se desconocen. El trágico siniestro del vehículo, que cubría el trayecto entre Lugo y Vigo, se saldó con siete fallecidos de entre 21 y 70 años y dos heridos –entre ellos, el conductor–, que resultaron “milagrosos supervivientes”. Es el accidente más grave de este tipo en España desde 2016.

Un complicado operativo de búsqueda y rescate derivó en la recuperación de los cadáveres de dentro del autocar y también aguas abajo. Cuatro de las víctimas mortales eran de la comarca del Deza: Cruz Castro Eiras, jubilada tras años como empleada de una pastelería, y su hijo Jaime Val Castro, naturales de Agolada, aunque afincados en Lalín; la profesora de instituto Guadalupe Díaz González, también residente en Lalín aunque trabajaba en O Carballiño; y la ganadera jubilada María Mercedes Castro Blanco, de Agolada. Además, también perdieron la vida Eneas Valverde Ruibal, el más joven, natural de Nigrán de 21 años, de una familia muy conocida en el municipio y que se encontraba en Lugo estudiando, y Edith Luz Luya Quispe, una mujer peruana residente en Soutomaior.

La sorpresa para los técnicos del rescate fue encontrar a los dos supervivientes. Uno de ellos era el conductor del vehículo, Carlos Monzón de 63 años, vecino de Vigo pero natural de Mos, que sufría heridas leves. Tras explicar lo sucedido, fue trasladado al Hospital de Santiago. La otra era la pasajera María del Rosario González, quien fue llevada al Hospital de Montecelo, en Pontevedra, también con heridas leves. Sería precisamente un hijo de esta quien dio la voz de alarma al día siguiente de que aún faltaba por aparecer otra viajera, que se confirmaría como el séptimo cadáver unas horas más tarde. El cuerpo fue avistado por el helicóptero Pesca I. Se trataba de una mujer de 47 años vecina de Lugo aunque originaria de Vigo, que iba acompañando en el autocar a la mujer superviviente, con quien iba a cenar en Nochebuena.

La recuperación del autocar del río, que se realizaba el día 27 con éxito, es clave para concretar las causas del trágico siniestro. Una vez recuperado, el vehículo de 6 años de antigüedad fue trasladado a la cochera de la compañía en Marín, donde se procederá a un pormenorizado análisis por parte de los investigadores.

El suceso tuvo lugar a las 21.20 horas del día 24 de diciembre, en el kilómetro 67,5 de la N-541, a la altura de Pedre. El autobús siniestrado pertenece a la compañía Monbus, que realizó diferentes paradas en el trayecto. Tras su paso por la localidad de Cerdedo, el vehículo llegó a una larga recta en la que un puente de largas dimensiones remonta el río Lérez. En ese momento, el conductor –que dio negativo en las pruebas de alcohol y drogas– perdió el control del autobús, que cayó al vacío por el lado derecho tras romper el guardarraíl y la valla metálica.

Así se produjo el accidente de autobús de Cerdedo, según la reconstrucción de la Guardia Civil

Atlas

El vehículo se precipitó en una caída que los cuerpos de seguridad estimaban entre 30 y 35 metros para quedar dentro del Lérez, un río que en estos días baja con un gran caudal por las lluvias caídas en las últimas semanas. Además, según explicaron técnicos, se trata de una zona especialmente peligrosa en esta época por los fuertes rápidos que se extienden a lo largo de varios kilómetros. La voz de alarma la dio un particular que llamó a emergencias indicando que la barrera de protección del puente estaba completamente rota, aunque no lograba ver a ningún vehículo en el río. Mientras el 112 activaba los protocolos pertinentes se recibía otra llamada, en este caso procedente del propio autobús. En ella uno de los ocupantes informaba del accidente y de la situación en la que estaban, con el habitáculo llenándose de agua.