El mejor jugador de la historia del baloncesto español, símbolo de un tiempo extraordinario en el que la selección fue capaz de conquistar el mundo, anunció su retirada a los 41 años. Jugó sus últimos meses en el Barcelona para poder llegar a los Juegos donde la mala suerte en los cruces les apartó de las medallas. Y tomó la decisión de que era hora de descansar.