Desde los primeros años de su historia la prensa siempre ha acogido en sus páginas a los escritores más importantes de cada época. De ese modo muchos periódicos que publicaban y publican sus colaboraciones se benefician del prestigio de sus firmas mientras los escritores completan su ámbito de influencias y sus ingresos.
FARO DE VIGO siempre tuvo como colaboradores a escritores que hoy figuran en todas las antologías de la literatura y el periodismo, unas veces con artículos de opinión y otras con narraciones inéditas o con poemas que vieron la luz en las páginas de este periódico. Además FARO también publicaba en sus primeros años, como los grandes periódicos europeos del siglo XIX, novelas por entregas con obras de autores españoles y de extranjeros como Alejandro Dumas. Posiblemente haya influido en esta vocación literaria del periódico desde sus orígenes uno de sus fundadores, el poeta romántico José María Posada, vinculado al Rexurdimento, fundador de la revista “La Aurora de Galicia” y amigo de importantes literatos de la época como Curros Enríquez, Francisco Añón, Lamas Carvajal o Benito Losada, a quienes invitaba a colaborar en el periódico. Posada publicó en FARO DE VIGO muchas de sus obras, algunas firmadas con el seudónimo ‘Don Lucas’. Además, FARO fue uno de los primeros en incluir un suplemento literario (“Semanario del FARO”), a imitación de lo que “El Imparcial” de Madrid hacía con sus “Lunes literarios”. Cuentos y poemas de escritores españoles (José Zorrilla, Gustavo Adolfo Bécquer) y extranjeros (Víctor Hugo, Edgar Alan Poe), polémicas literarias y reseñas y críticas de novedades fueron siempre acogidas en sus páginas, que en ocasiones servían de plataforma a escritores y políticos para manifestar sus opiniones con motivo de algún acontecimiento. Así, en la muerte de Concepción Arenal en 1893, este periódico acogió artículos de Emilia Pardo Bazán, Pérez Galdós, Castelar o Cánovas del Castillo sobre la vida y la obra de un personaje de quien FARO DE VIGO había publicado también algunos artículos.
Esta identidad con la cultura literaria se refuerza a partir de 1875 en la mancheta, que pasa a llevar como subtítulo “Periódico político y literario” y amplía su nómina de firmas a las de Pío Baroja, Menéndez Pidal, Gregorio Marañón o Eugenio D´Ors. Esta vocación literaria se profundizó en 1949 con la llegada sucesiva de tres directores especialmente relacionados con las letras. Ese año accedió a la máxima responsabilidad del periódico el crítico literario, poeta y ensayista Francisco Leal Insua, cuyas relaciones con el mundo de los libros facilitaron la llegada de nuevas firmas al periódico. A Leal Insua le sucedió Manuel Cerezales (esposo de Carmen Laforet) en 1961 y, tras su cese en 1964, llega a la dirección Álvaro Cunqueiro, en cuyo puesto va a permanecer hasta 1970, aunque este escritor publicó en este periódico antes y continuó después de su paso por la dirección. Cunqueiro ya era colaborador del FARO DE VIGO desde 1950 y su firma se pudo ver aquí con continuidad hasta pocos días antes de su muerte. En esos años las páginas del periódico se poblaron de nombres de escritores gallegos y del resto de España que son ya historia de la literatura: Otero Pedrayo, Vicente Risco, Celso Emilio Ferreiro, José María Castroviejo, Anxel Fole, Varela Jácome, Pura Vázquez, Josep Pla, Migues Delibes o Carmen Laforet.
Comenzando por los pioneros, una de las primeras firmas literarias que albergó FARO fue la de Emilia Pardo Bazán, que comenzó a publicar artículos en 1876 y además visitaba con frecuencia la redacción del periódico durante sus estancias en la ciudad.
Luis Taboada era ya popular cuando en 1880 comenzó a publicar en sus artículos llenos de humor e ironía. Este vigués afincado en Madrid tenía muchos seguidores en los periódicos en los que escribía en la capital de España con una prosa mordaz e inteligente en la línea del mejor costumbrismo de Larra. A su muerte, olvidado y pobre, FARO promovió una colecta pública para paliar la precaria situación de su viuda y sus hijos.
Otro de los primeros grandes escritores en colaborar en FARO DE VIGO fue Benito Pérez Galdós, que el 12 de agosto de 1885 publicaba su artículo “De Oporto a Vigo”. En ese texto Galdós calificaba la de Vigo como “la más hermosa de las cuatro rías” y a la ciudad como “el primer puerto de España y quizás de Europa”.
Durante el último semestre de 1885 Ortega y Munilla, ya entonces director de “El Imparcial”, el periódico más importante de España en esos años, publicó una serie de artículos en FARO bajo el título genérico de “Zig-Zag por la Ría”. Y un dato para la historia del periodismo: su hijo José Ortega y Gasset se estrenó como articulista en las páginas del del hoy decano en 1902. En efecto, Ignacio Blanco Alfonso recoge en su obra “El periodismo de José Ortega y Gasset” que “Aunque se ha repetido muchas veces –y equivocadamente– que su primer artículo fue ‘‘Glosas’’, aparecido en la revista “Vida Nueva” en diciembre 1902, lo cierto es que algunos meses antes ya había publicado Ortega en el Faro de Vigo su primera crítica literaria: ‘‘Glosa. A Ramón del Valle-Inclán’’ (28 de agosto de 1902). La colaboración con “Vida Nueva” fue, pues, su segunda aparición pública”.
Manuel Murguía escribió aquí, el 27 de octubre de 1913, uno de sus artículos más destacados del periodismo de la época, “El combate de Rande”. En aquellos años los escritores gallegos eran casi todos asiduos colaboradores del periódico. Eduardo Blanco Amor, Rafael Dieste, Ramón Cabanillas, Noriega Varela, Otero Espasandín, Armando Cotarelo, Filgueira Valverde, Castelao, Alexandre Bóveda o Iglesias Alvariño publicaron asiduamente en estas páginas sobre todo a partir de 1923, cuando el periódico comenzó una sección fija titulada “Página Literaria”.
Avanzado el siglo XX, otro gran novelista y articulista, Wenceslao Fernández Flórez, publicaba en estas páginas el 25 de mayo de 1924 su narración corta “La novia muerta”, y al año siguiente, el 4 de octubre de 1925 otra firma de prestigio de la literatura española, don Ramón María del Valle-Inclán, daba a conocer en FARO su cuento “Xan Quinto”. Ambas narraciones vieron la luz en este periódico antes que en las páginas de un libro.
José Martínez Ruiz, que firmaba sus libros y sus artículo con el seudónimo Azorín, ya era un escritor consagrado cuando el 3 de noviembre de 1953 publicaba en FARO DE VIGO su artículo “Los periódicos”, una pieza que, leída hoy, no ha perdido un ápice de actualidad: “Un número de periódico tiene su máximo interés el día en que se publica… un número de periódico tiene su máximo interés 50 años después de publicado”. He aquí una definición del periódico como medio de comunicación de la actualidad y como documento histórico. El mismo día Camilo José Cela publicaba “Padrón, Santa María, Lestrove” donde, bajo la sombra de Rosalía de Castro, recoge en castellano y en gallego algunos recuerdos de su infancia.
