Las películas de profesores y alumnos, sobre todo con el enfoque de "docente nuevo (o novato) llega al instituto y además tiene que lidiar con el grupo más complicado del centro", casi constituyen un género cinematográfico por sí mismas. Parece difícil aportar una perspectiva diferente, pero en este caso el truco de recurrir al catedrático habituado a alumnos de élite para demostrar que los adolescentes de los suburbios pueden si el sistema quiere genera cierto interés y funciona bien como comedia. La pieza contiene los tics característicos de estas obras, sobre todo mucho buenismo y sombras poco sombrías. Pero es entretenida y resultona.
El buen pastor y la oveja descarriada