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Atracción termal

Tiene las mayores termas de la península, vinos perfumados y la grandeza de la sierra

El balneario Dom Afonso Henriques junto al río Vouga y la famosa escultura del grifo en São Pedro do Sul. // montanhasmagicas.pt

Localizado en la región Centro de Portugal, cerca de Viseu, São Pedro do Sul es el mejor punto de partida para realizar un recorrido por la historia de esta región de cálidas aguas y pincelada por ríos. Se distingue por albergar las que están consideradas las mayores termas de la península, aunque su encanto va mucho más allá de sus nacientes con reconocidas propiedades terapéuticas. Dominado por las sierras de Freita, Arada y São Macário y por el magnífico Vale do Vouga, la naturaleza es uno de los privilegios de este concello lleno de lugares con encanto.

El propio centro histórico tiene mucho que descubrir, bañado por el río Vouga y un magnífico parque urbano. Pasear por sus calles es encontrarse con el convento franciscano de São José, la capilla de Santo António, el Palácio do Marquês de Reriz o el solar de los Condes da Lapa.

Tan larga es la historia termal de São Pedro que los romanos ya aprovechaban sus beneficios curativos, lo mismo que el rey Afonso Henriques y otros monarcas posteriores, como la reina doña Amélia, cuyo nombre ha quedado para siempre unido al balneario de este concello. Sus aguas están recomendadas para afecciones reumáticas y respiratorias, entre otras, además de proporcionar confort y bienestar para todas las edades. El gran centro termal portugués -uno de los mayores de Europa- está abierto todo el año en un escenario idílicamente real. Parte de su pasado está recogido en el propio museo del balneario Rainha Dona Amélia, además de en los baños romanos próximos.

Rodeado por la majestuosidad serrana en conjunto con el río Vouga, resplandece más aún la belleza natural y el aire puro de este municipio termal. Las aldeas de Pena, Covas do Monte, Fujaco y Manhouce ofrecen paisajes deslumbrantes, y en ellas todo se mantiene fiel al origen: calles estrechas, casas de xisto o de granito, macetas en las barandas y la charla tranquila de los que habitan estas tierras pródigas en restos arqueológicos.

En el alto de São Macário está la capilla del mismo nombre, asociada a la leyenda de un eremita y cuya romería convoca a miles de peregrinos deseosos de ver el que dicen es uno de los más inolvidables amaneceres que existen. Algo de especial tiene esta cima -a unos 1.053 metros- cuando en días claros puede verse la Torre dos Clérigos y la Serra da Estrela. Y donde habitan trilobites perfectamente visibles en las rocas cercanas.

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