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Una fábula donde lo irreal resulta ser lo más real

Guillermo del Toro vuelve con "La forma del agua" a los cines de todo el país, y lo hace como favorito para los premios Oscar de Hollywood, con trece nominaciones que incluyen la de mejor película y mejor dirección. Una historia que presenta a una criatura enigmática que cambiará la rutinaria vida de una mujer muda

Sally Hawkins (i.) y Octavia Spencer en la película. /Fox Searchlight

"El agua adopta la forma de lo que sea que la contenga en ese momento, y aunque el agua puede ser algo muy apacible, también es la fuerza más poderosa y maleable del universo. Así es también el amor, ¿verdad? Independientemente de la forma que tenga aquello en lo que depositamos nuestro amor, éste se adapta, ya sea a un hombre, a una mujer o a una criatura". Guillermo del Toro lo ha conseguido. Tiene al público y a la crítica de su parte, y es el favorito de los premios Oscar con sus trece nominaciones por "La forma del agua".

La película, que llega hoy a las salas de cine de toda España, podría ser un broche de oro a lo que el director mexicano inició en 2001 con "El espinazo del diablo" y en 2006 con "El laberinto del fauno". Filmes que funcionan como claras metáforas de quienes no pueden sino vivir en los márgenes de la sociedad actual. Con la fábula como base, los seres aparentemente extraños creados por Del Toro terminan revelándose como los más "humanos" de la historia.

Este sobrenatural cuento de hadas se enmarca en plena Guerra Fría, concretamente en la Norteamérica del año 1962. Elisa ( Sally Hawkins) está atrapada en una vida condenada al aislamiento. Es muda y trabaja como limpiadora en un laboratorio gubernamental de alta seguridad que permanece oculto para la opinión pública. Pero su fría rutina cambia cuando, junto con su compañera Zelda ( Octavia Spencer), descubre un experimento clasificado como secreto.

El guión fue escrito por el propio Del Toro y Vanessa Taylor, basado en una historia escrita asimismo por el cineasta mexicano. El cuento empieza sumergiendo al espectador bajo el agua. A partir de ahí, todo el filme se convierte en un acto de inmersión asfixiante, zambullendo al público en un mundo lleno de elementos que le resultan reconocibles: poder, violencia, intolerancia, soledad, determinación y sorprendentes (y emocionantes) conexiones. Además, presenta a una extraordinaria criatura que, a priori, el espectador no logrará identificar.

Un ser anfibio, envuelto en el misterio, arrastrado desde aguas profundas y oscuras, que parece poseer las mismas cualidades adaptativas del agua, tomando la forma física de cada humano con el que se topa, y replicando también sus emociones. Una mujer de la limpieza muda, sus mejores amigos, un grupo de espías soviéticos y un audaz robo completan la enigmática historia que ha recaudado más de 60 millones de dólares en las taquillas de Estados Unidos tras su estreno el pasado mes de diciembre.

Además de Sally Hawkins, Octavia Spencer y Doug Jones, que encarna al enigmático "activo" biológico del Gobierno de Estados Unidos; el reparto se completa con los actores Michael Shannon, Richard Jenkins y Michael Stuhlbarg.

Explorar la idea del amor y sus barreras, tanto internas como externas, era algo primordial para el director en este cinta. "Mi intención era crear una bella y elegante historia sobre esperanza y redención como una especie de antídoto contra el cinismo de nuestros días. Quería que la historia tuviera la forma de un cuento de hadas en el que tenemos a un humilde ser humano que tropieza con algo más grandioso y transcendental que cualquier otra cosa de su vida. Y entonces pensé que sería una gran idea yuxtaponer ese amor con algo tan banal y nocivo como el odio entre naciones, que eso es la Guerra Fría, y el odio entre personas por razones de raza, color, capacidad y género", explica Del Toro.

El hecho de que los dos protagonistas de la película no hablen, o que al menos no lo hagan de forma convencional, intensifica la tensión de la historia de amor eliminando los problemas de comunicación que a menudo interfieren en las relaciones humanas. "Una cosa que pasa con el amor es que es tan increíblemente poderoso que no necesita palabras", añade el cineasta, que presidirá el jurado internacional de la 75º Mostra de Cine de Venecia en su próxima edición.

La verdadera intención de esta película es subvertir el concepto de monstruosidad con una historia de amor "completamente entregada a hacer que el protagonismo recaiga en la criatura y que los seres humanos alineados contra ella sean las verdaderas fuerzas de la siniestra oscuridad". Con la gran diferencia de que, esta vez, el filme se aborda desde una perspectiva adulta, alejada del cuento infantil.

"Es por eso por lo que el filme comienza con la masturbación de la protagonista, para advertir que no es alguien situado sobre un pedestal; es una mujer que habitualmente se satisface sexualmente para iniciar su jornada diaria. También pensaba que debía haber una verdadera escena de sexo entre Elisa y la criatura para mostrar completamente la fusión de sus dos almas. Eso era muy importante. Yo tengo 52 años y creí que era lo suficientemente adulto como para hacerlo. También era consciente de que era algo extremadamente delicado", asegura Del Toro.

El mexicano fue adaptando el guión a los actores que darían vida a sus personajes. Y logró que todos los profesionales en los que pensó aceptasen el reto de participar en su aventura bajo el agua. "Me atrajo porque me pareció que tenía unas estimulantes cualidades que podrían motivar a las personas a ser más amables unas con otras; algo que se echa mucho de menos hoy en día. Se trata de una historia sobre lo valioso que es tener amor en la vida, cueste lo que cueste. A veces el amor exige superar los miedos, o hacer sacrificios, pero, a la postre, merece la pena", afirma Michael Shannon.

"Es una historia que siempre tendrá un lugar en mi corazón", asegura Sally Hawkins. "Interpretar a Elisa era un tipo de viaje interior realmente increíble, pero Guillermo es muy abierto, con lo que también valora tu creatividad, y de esa forma me ayudaba mucho", explica, "Guillermo tiene una visión tan potente de cualesquiera que sean tus miedos, que simplemente te los quita y te dice 'deja que me preocupe yo de eso".

Hawkins aprendió la lengua de signos americana y acudió a lecciones de danza para prepararse el personaje. Su intención era dotar a Elisa de la mayor veracidad posible. Un trabajo que también incluyó reflexionar sobre lo que sentía. "Elisa decide que nada se puede interponer en su camino. Tan pronto como percibe la conexión entre ambos, no tratar de ayudar a la criatura sería para ella como una especie de muerte indulgente. Se ha apoderado de su corazón, y realmente no hay nada más que ella pueda hacer. Sólo sabe que tiene que salvar la situación. Yo creo que algo así te puede superar cuando estás en ese estado mental", asevera la actriz.

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