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Dulce Carnaval

Tan importante es la gastronomía carnavalesca como el propio disfraz. Los postres son la guinda de la fiesta, numerosos e irresistibles: de filloas a rosquillas o cañas fritas, en la diversión está el gusto

Bica

El lacón con grelos, el cocido, la androlla, la cacheira o el caldo no faltan en las comidas de Carnaval. El Entroido es la exaltación del cerdo, pues la carne alcanza su punto óptimo de curación. Todo bien acompañado (patatas, grelos?) y rematado con dulces propuestas. Son tantas, que es difícil escoger: las carnestolendas saben a filloas (dulces o saladas), a orejas, a bica, a buñuelos, a chulas? Es tiempo de divertirse y de disfrutar de los postres del momento.

Si hay una elaboración típica del Carnaval gallego, esa es la oreja, omnipresente en todas las casas, establecimientos y fiestas. Una masa fina frita, dulce y crujiente, así llamadas por la forma que tienen. Junto con las filloas, es el dulce más tradicional de la época, aunque esta última puede ir rellena y se elabora también en otras partes del país, con diferentes nombres y variantes. El maestro Álvaro Cunqueiro las describe con su genio único: "El gallego tiende a hacer las filloas lo más delgadas posible. El quid consiste en su finura, en esa delgadez como de encaje de Camariñas. Todo lo que se ha hecho modernamente con las filloas es rellenarlas con natillas, crema pastelera o nata. La mezcla, que en gallego se llama "amoado", se hace con leche, harina y huevos, y se hacen en plancha de hierro, cuadrada e inclinada para que se extienda mejor el amoado por ella, o en sartén". Prosigue el escritor haciendo casi un tratado de este postre al que, para darle la vuelta, "se hace a dedo, cogiendo la filloa por el borde" .

Los fogones también se encienden para hacer buñuelos con sus variantes locales, aunque la base es siempre la misma: harina, huevos, azúcar y leche. Parecidas son las rosquillas, que pueden llevar anís u otros licores. Las chulas son otro de esos postres típicos que no pueden faltar en el Entroido. Pueden hacerse con pan o con calabaza, aunque es con esta última como se prepara en la receta tradicional.

La variedad de deliciosas creaciones es grande, y entre ellas se encuentra la famosa bica de Laza, Trives o Castrocaldelas, aunque se consume todo el año. El carnaval es la época de mayor lucimiento de las flores fritas, todavía en muchas casas hechas en moldes heredados de las abuelas. Galicia de Carnaval sabe igualmente a bolla larpeira, a cañitas rellenas, y a otras sobremesas centenarias y quizás menos conocidas como el bandullo o vincha (basado en pan o harina, huevos, azúcar y especias, que antaño se embutía en la vejiga salada o en la tripa del cerdo y se cocía en el horno) con sus muchas variantes locales como buchelo, morcilla doce o calleiro.

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