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Vieira, sabrosa y jacobea

Una de las elaboraciones tradicionales es a la gallega, con un sofrito por encima y gratinadas

Lomos de lubina rellenos de vieira del restaurante Carmen de Sanxenxo. / Gustavo Santos

Carnosa y sabrosa, podría decirse que la vieira es la hermana mayor y, la zamburiña, su hermana pequeña, al menos por el aspecto. La concha de esta última presenta un color más violáceo, y sus "orejas" -el extremo del caparazón- son desiguales. Ambas, como bivalvos que son, aportan proteínas, minerales y vitaminas. Pero difieren en cuanto a textura, con una carne más tierna la zamburiña, aunque ambas son igual de apetecibles. Especialmente en plena temporada como ahora.

La vieira vive sobre fondos de arena o grava cerca de la costa, y es capaz de llegar hasta profundidades de cien metros en busca de aguas limpias. Se alimenta de fitoplancton y de partículas orgánicas en suspensión, que filtra a través de sus branquias. No se fijan sobre las rocas, sino que reposan sobre el fondo sobre su valva inferior.

Este molusco gallego se diferencia de las de Francia y Gran Bretaña por su tono violáceo, más intenso que el de sus parientes foráneas. Además tienen la valva superior casi plana y sus bordes no encajan exactamente con la parte inferior, cosa que sí ocurre con las vieiras de fuera. Manjar sabroso, no suele faltar en las ocasiones especiales, y es un producto con el que se pueden preparar interesantes platos, presentando tanto la vieira como protagonista o mezclándola con otros ingredientes para conseguir un realce de sabores.

Una de las elaboraciones tradicionales es a la gallega, con un sofrito por encima y gratinadas. También a la plancha y acompañando pescados, verduras, setas y legumbres. Álvaro Cunqueiro recomienda en "La cocina gallega" la simplicidad: "Quizá lo mejor fuera sacarlas de la concha, salarlas, rebozarlas en harina de maíz, y freírlas sin más. (?) A una vieira le basta, después de quitarle el collarete oscuro, meterla al horno en su concha, con un poco de cebolla picada, aceite, perejil y unas gotas de limón, cubriendo la carne con una lonchita de jamón o un poco de miga de pan". La vieira debe estar jugosa, "no muy hecha", dice el gran gastrónomo, sin olvidar que, desde siempre, "la gran empanada marisquera, es la de vieira".

A su valor culinario, este molusco suma sus muchas leyendas y su antigüedad. Parece que ya se utilizaba en ofrendas mortuorias y en ritos prehistóricos, y sobre su origen como símbolo de la peregrinación a Compostela hay distintas teorías. Una de las más aceptadas es que la concha fue utilizada como un vaso natural perfecto. Otras hipótesis apuntan a la vieira como símbolo de Venus, y no faltan las leyendas vinculadas a los milagros del Apóstol. Sea como sea, vieira y peregrinación están indisolublemente unidos.

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