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El río hechizado

Cuenta la leyenda que la meiga Irimia taponó las aguas y el padre Miño nace así bajo las rocas

Vista del Miño. // masmar.net

Meira lleva el nombre de la sierra donde nace el "pai" Miño, el gran río de Galicia. Situado en el noroeste de la provincia de Lugo, la historia del concello está íntimamente vinculada con la fundación de una comunidad monástica cisterciense, probablemente en el año 1143. Y devoción y arte siguen vivos en la iglesia monasterial de Santa María (monumento nacional desde 1931) de estilo románico borgoñón y consagrada en el año 1258.

En la sierra de Meira comienza a fluir el más largo y caudaloso de los ríos gallegos, y aquí está su fuente más alta, que tiene leyenda asociada, como la famosa del Pedregal de Irimia. Dice la fábula que una meiga así llamada taponó las aguas al negarse a pagar los tributos por sus tierras que le pedían los monjes del monasterio. E hizo crecer las piedras de forma que impidiesen ver el límite de sus posesiones. Luego les dijo a los frailes: "Este río é miño". El encantamiento se mantiene, ya que las rocas esconden a la vista el naciente del gran río gallego.

El Pedregal es un torrente pétreo, organizado de forma similar a un embudo. Su extensión es de unos 700 metros y al final de este curioso cono de granito se aprecia un pequeño regato del que se oye su fluir cantarín. En realidad es una morrena de origen glaciar al final de la cual surge un riachuelo que desembocará tras más de 350 kilómetros en el océano Atlántico, después de bañar las provincias de Lugo, Ourense y Pontevedra. Cerca se encuentra un área recreativa en la que descansar de la subida y desde donde disfrutar del paisaje meirense.

La villa se encuentra a tres kilómetros del Pedregal de Irimia. La actual Casa Consistorial de Meira se encuentra ubicada en un ala del que fue monasterio cisterciense, formando ángulo con la iglesia de Santa María y enmarcando una amplia plaza. El municipio ha apostado por la naturaleza y dispone de numerosos emplazamientos al aire libre, tanto áreas recreativas como parques.

Cerca de Meira y de su sierra se encuentran otros lugares de parada como A Pontenova, por donde discurre la Sierra de Pousadoiro, continuación septentrional de la serranía meirense, con la que presenta similitudes. Este concello alberga, además de la arquitectura civil con sus pazos señoriales e interesantes iglesias, ejemplos de la era industrial, como los emblemáticos hornos de Vilaodriz.

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