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Miguel Lago: "Mandaría callar a los que insultan"

El cómico vigués, que presenta en Vigo su espectáculo 'Que no salga de aquí', habla de su libro, de su humor...

El humorista vigués Miguel Lago, siempre impecable de traje.

Pillamos a Miguel Lago en Madrid, en el rodaje de "Las chicas del cable". El humorista vigués asegura que lleva toda la semana nervioso por actuar en su ciudad, pese a que ha llevado decenas de miles de personas a los teatros madrileños. Concha Velasco, su compañera de reparto en la serie de Netflix, le ha recordado lo imponente que es el teatro García Barbón (hoy, Afundación). Y él, claro, se muestra ilusionado y orgulloso.

- Parece que después de hacer de profesor en "Curso del 63" ha triunfado tu "look" retro. En "Las chicas del cable" vuelves a hacer un papel "de época"...

-Cada vez que hago ficción me ponen un bigote [risas]. Estoy muy contento. En la primera temporada fueron un par de frasecitas. En esta es un episodio, pero en una escena con más peso, más interesante. Soy un novato en ficción, pero estoy contento de que me den la oportunidad. Además es Bambú, una productora gallega, así que todo queda en casa.

- "Que no salga de aquí", como "que no te parezca mal" y "tenemos que hablar", es una de esas frases que dan más miedo que risa.

-Con ese título quiero transmitir al espectador que es una fiesta que quede entre los mil que van a estar y yo. Quiero invitar al espectador a que sea cómplice conmigo: esto queda entre nosotros, vamos a reírnos, a ser bastante locos, pero que no salga de aquí.

- En Vigo se canceló hace unos meses un espectáculo de Jorge Cremades por unas polémicas declaraciones suyas. ¿Nos hemos vuelto todos un poco locos?

-Sí se han vuelto locos algunos, no todos. El de Cremades no es un humor que yo comparta, estamos en las antípodas. Pero no se puede boicotear ningún espectáculo de humor, porque atenta contra la libertad de expresión. Empezamos con eso y terminamos quemando libros. Otra cosa es si estuviera pagado con dinero público, entonces puedo entender que tal vez... Pero prohibir cualquier tipo de expresión artística porque no nos gusta es de sociedades atrasadas. Y estoy como para pedir un boicot con lo que hago yo... [risas]

- Uno de tus referentes es Ricky Gervais.

-Fui a ver a Louis C.K., y a Ricky Gervais pretendo ir el 4 de octubre, si la cosa en Londres está tranquila. No caigo yo en el miedo al terror, con lo cual estaré allí. Así ya habré marcado dos de tres en directo de mi santísima trinidad: Ricky Gervais, Louis C.K. y Jerry Seinfeld. El último es más difícil, hay que ir a Las Vegas, pero todo se andará.

- ¿De qué va tu último libro, "Gamberro y caballero"?

-Es un ensayo humorístico sobre diferentes temas con ese toque mío. Formalismo de corbata pero muy canalla. La imagen es de un caballero, pero cuando empiezo a hablar soy muy gamberro.

- ¿La gracia es innata o se entrena?

-La gracia, o como dicen los andaluces, el duende, o la tienes o no la tienes. Eso no se trabaja. Pero puedes tener mucha gracia y un pésimo guión. Hay mucha gente en este país que tiene mucha gracia y además escribe muy bien.

- Tu personaje sobre el escenario es un tipo serio, tajante, a veces borde. ¿Te ha dado alguna vez un ataque de risa en el escenario que haya echado abajo esa fachada?

-Cada noche de teatro es un regalo, y si se me escapa la risa es porque somos cómplices. Sé que la interpretación requiere un rictus serio para que tenga gracia, y lo mantengo. Tampoco quiero estar todo el rato descojonao, porque el que se tiene que reír es el público, no el artista.

- ¿El humor es cualquier cosa que una persona decida que es humor?

-Si algo provoca risa, es humor. Si provoca llanto, es drama. Es así de fácil. Esa gente que dice: "Yo hago comedia, pero no persigo la risa"... Pues, joder, no sé qué carallo haces [risas]. Claro que intento que el espectador piense, hacer crítica social, sátira... Pero el fin último es la risa. La risa es innegociable. Quiero que os riais todo el rato. Y si además logro otro tipo de cosas, estupendo, pero la risa no se negocia. Es como el que tiene un restaurante pero no quiere dar comidas. Hombre, si solo das gin-tonics tendrás un gastrobar o como se llame ahora, no un restaurante.

- Como celtista de pro, ¿qué sensaciones tienes ahora?

-Aún no me he recuperado psicológicamente de lo de Mánchester. Me dio rabia que no se llegara a un entendimiento con Berizzo, esa sintonía tan grande con la grada es una pena desaprovecharla, pero nuestro entrenador es Unzué y vamos a dejarlo trabajar. Desde que vivo fuera echo más de menos mi ciudad y mi club. Me da igual quién lo entrene, quién juegue y quién lo presida. Mientras vayan de celeste y lleven el escudo en el pecho, voy a muerte con el Celta.

- En el cartel de este espectáculo apareces mandando callar. ¿A quién mandarías callar? ¿Tal vez a alguien de Twitter?

-[Risas]. Todo el mundo tiene derecho a expresar su opinión, pero sí mandaría callar a todo aquel cuyo único argumento es el grito, el insulto y la falta de respeto. Acepto las críticas negativas, lo que no acepto es que entres en mi Twitter a decirme que soy un cabrón y un malnacido, porque eso no es libertad de expresión. En Twitter me engancho a veces, y ahora ridiculizo al que me insulta. Debo de ser un maniático, pero llevo mal que se caguen en mi padre [risas].

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