Cuando el cineasta germano turco Fatih Akin se lanzó "Contra la pared", en 2004, quienes desconocían su obra acusaron el tremendo impacto, positivo, del golpe. Luego llegaron más dramas y comedias dignos. En la segunda categoría encaja "Goodbye, Berlín", un viaje a la adolescencia y la amistad en forma de road movie. Y cuando el cine pone a dos seres compenetrados e inadaptados en un coche con kilómetros por delante suceden cosas excitantes e incorrectas, como saben Lynch o Ridley Scott, aunque aquí lo salvaje solo alcance para desaconsejarla a menores de 12 años y lo que se derroche sea encanto y afabilidad y la sensación de haber vivido una gran aventura.
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