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PARAJES

Refugio del espíritu

Erguido sobre la peña a la que debe su nombre, el municipio leonés de Peñalba está catalogado como uno de los Pueblos Más Bonitos de España. Enclavado en el Valle del Silencio, su iglesia es una de las joyas del mozárabe peninsular

Calle del pueblo. // Ayto. Peñalba

Este caserío serrano, catalogado como conjunto histórico-artístico, goza también desde el año pasado del privilegio de ser uno de los Pueblos Más Bonitos de España. Entre magníficos bosques de robles y nogales va surgiendo el Valle del Silencio, un mágico lugar de retiro de los monjes medievales. Muy cerca de aquí, vigilado por la Peña Alba, aparece el pueblo de Peñalba de Santiago, en el corazón del Bierzo leonés, que suma a su majestuoso paisaje su riqueza monumental y la belleza de su arquitectura popular.

La iglesia de Santiago es el único resto del monasterio que fuera fundado por San Genadio en el siglo siglo X. Alrededor del templo se amontonan las casas cubiertas de pizarra y piedra, escalonadas hacia el valle, formando un modelo inigualable de arquitectura popular magníficamente conservada. El edificio es de planta de cruz latina, con muros de mampostería y contrafuertes de estilo asturiano. El conjunto es una bella obra mozárabe que conjuga sencillez y perfección, como se comprueba en su puerta geminada o en sus bóvedas. El interior es sobrio aunque conserva pinturas originales en sus paredes y varias tallas de madera. La iglesia fue declarada Monumento Nacional en el año 1931. Su contemplación teniendo como fondo las cumbres de las montañas es un placer para la vista. Es también la estampa más fotografiada del pueblo.

A modo de gran balcón natural, Peñalba mira hacia los valles del Silencio y Friguera, un sorprendente paisaje berciano que antaño sedujo a eremitas y contemplativos como San Genadio, Valerio o Fructuoso. No menos interesante desde el punto de vista arquitectónico de un románico incipiente es el sepulcro de San Fortis, que se encuentra adosado en el muro norte, que fue abad del monasterio.

Al final del pueblo espera el Valle del Silencio y la cueva de San Genadio, lugar de recogimiento del que fuera obispo de Astorga. Son apenas dos kilómetros entre huertas, espesa vegetación y el sonoro acompañamiento de un río que se llama Silencio.

La ruta por este valle se puede realizar tanto a pie como en coche. Andando acompaña siempre un fluir de aguas cristalinas que serpentea a lo largo de un valle angosto, sinuoso y de fuertes pendientes. El trayecto por carretera está igualmente rodeado de frondosos sotos de castaños, nogales, alisos y robles. Por la ruta aparecen pequeños pueblos que rivalizan en monumentalidad y encanto, como San Esteban de Valdueza, señorial y con casonas blasonadas, o Villanueva de Valdueza, cuya Iglesia data del siglo XIII. Un desvío acerca también a la Aquiana, una cumbre de 1.850 metros que es un auténtico faro para los peregrinos de Santiago.

Muy cerca está el antiguo monasterio de San Pedro de Montes, fundado por San Fructuoso y su discípulo Valerio y reconstruido en 895 por San Genadio.

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