En la era de las nuevas tecnologías parece sostenible, incluso acertado, que los videojuegos tomen el papel protagonista dentro de la parcela que cubre el entretenimiento digital. Sólo hace falta echar un vistazo al alcance que ha ido tomando la industria del videojuego durante la última década para comprender que este tipo de recreo ha llegado con paso firme, con la intención de alzarse como la alternativa más clara a los juegos y métodos tradicionales.

Pero el periodo de madurez y flexibilidad que se ha instalado en la industria durante los últimos años también nos permite encontrar títulos dedicados al jugador de siempre, al de tablero, cartas y dados, proyectos que combinan nuevas tecnologías, donde los productos para tablets y teléfonos inteligentes son el último grito en moda, e incluso obras que podemos disfrutar a través del navegador sin necesidad de instalar un dato en nuestro equipo. De cualquier manera, lo que está claro es que los videojuegos también han encontrado una fórmula para combinar lo tradicional con lo nuevo, una tendencia que crece gracias a las mecánicas adaptadas de los juegos de siempre, que siguen presentes, ahora más que nunca en nuestras vidas.

Este incesante flujo de actividad ha permitido una revolución digital que ha variado la manera de jugar y de comunicarse con otros usuarios. Sin embargo, la industria no está dispuesta a olvidar a quienes todavía recuerdan la diversión de antaño, aquella en la que no necesitábamos pantalla o televisión, y donde un dado o una baraja de cartas eran suficientes para sumergirnos en la estrategia de juego.

Hablamos, sin duda, de los juegos tradicionales, los de ´toda la vida´, grandes clásicos que en muchas ocasiones han servido como preludio a mecánicas más complejas y elaboradas con reglas y normas que cumplir, como el popular y entretenido dominó; el parchís, ideal para reunir a cuatro personas a jugar; la oca, y tiro porque me toca; la emoción del bingo y algunos más.

Todos estos juegos, que poco a poco han ido buscando un hueco en el mercado del entretenimiento digital crece entre los nuevos jugadores y aquellos que se resisten a probar alternativas más elaboradas.

Un buen ejemplo del crecimiento de este formato lo encontramos sin salir de casa, Playspace, un estudio español con sede en Palma de Mallorca, ha decidido apostar por los juegos de antaño adaptándolos a las nuevas tecnologías, dándole una nueva oportunidad a la industria para que, pequeños y adultos, disfruten de manera segura sin necesidad de grandes complicaciones ni desembolsos. Básicamente se trata de una plataforma de juegos en línea completamente gratuita, donde se reúnen los grandes clásicos de tablero y cartas, y que ha logrado superar los seis millones de usuarios registrados. Su secreto, una selección de juegos tradicionales como el dominó, el chinchón, la oca, o el bingo.

Por supuesto, este tipo de juegos tradicionales tienen como objetivo entretener y reunir a un grupo de amigos o familiares y pasar un rato divertido. Para ello, la plataforma ha adoptado la fórmula de naipes y tablero añadiéndoles funciones sociales para hacer más divertido cada encuentro. Nada más empezar, por ejemplo, tenemos una serie de niveles que podremos superar a medida que vayamos adquiriendo experiencia; podremos hacer amigos para coincidir con ellos más rápidamente, e incluso enviar mensajes para realizar reuniones con mayor comodidad.

Se unen, también, los logros en forma de retos que adornan la experiencia y le dan ese toque de exigencia. De este modo, parece que la industria del ocio interactivo ha sabido recoger los juegos tradicionales, adaptarlos, vestirlos y reunirlos en plataformas, que como la española, están gozando de una enorme acogida, gracias a un formato tan fresco como divertido y sencillo.

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