Aunque sus acusados han sido absueltos, los jóvenes egipcios han decidido plantar cara a los "malos" de la llamada "batalla del camello" en un videojuego recién estrenado, que recrea este dramático episodio de la revolución de 2011.

Sus autores son ocho jóvenes ingenieros y diseñadores que participaron en los 18 días de protestas contra el presidente Hosni Mubarak y que vivieron en primera persona el ataque a caballo y camello de decenas de partidarios del régimen.

En este juego difundido en la red social Facebook, el primero de estrategia sobre la revolución, según afirman los creadores, el objetivo es defender la plaza Tahrir de El Cairo, epicentro de las protestas y escenario de la batalla.

Una gran frustración es lo que sintió ese 2 de febrero de 2011 Islam al Mohandis, uno de los padres del videojuego, profundizada este mes tras confirmar un tribunal la absolución de los 24 responsables del antiguo régimen acusados de instigar estos sucesos.

Al Mohandis, cofundador de la empresa Alkottab, explicó a Efe que ese sentimiento se debió a que quienes atacaron a los manifestantes -en su mayoría camelleros y jinetes que ofrecen paseos a turistas junto a las pirámides de Guiza- lo hicieron porque su vida y sus necesidades básicas se estaban viendo afectadas por las protestas.

"Intentamos transmitir el mensaje de que la libertad es más importante que esas necesidades individuales", afirmó el ingeniero, en alusión a la ira acumulada por los camelleros, que vieron cómo sus ingresos desaparecían al esfumarse los turistas.

Porque Alkottab -dicen sus fundadores- no entiende los juegos como un mero entretenimiento sino como una forma de difundir valores. Tras cada partida, incluyen frases de personalidades contra la tiranía y la represión.

Piedras, palos y asistencia médica son algunas de las herramientas para ganar la batalla y reforzar a los revolucionarios que evitan la entrada de los jinetes a Tahrir.

Cada elemento de resistencia tiene una función determinada en este juego de estrategia, con quince niveles y llamado "Mauqat al gamal" (La batalla del camello), con el sobrenombre en inglés de "Tahrir Square Defense".

Una primera parte está basada en la lucha durante el día con los camellos y caballos y una segunda remite a la batalla nocturna entre revolucionarios y "baltaguiya" (matones del régimen) con cócteles molotov.

La difusión del videojuego, que sus autores quieren desarrollar para móviles, coincidió con la última etapa del juicio por este negro episodio de la revolución, por el que estaban acusados "pesos pesados" del régimen de Mubarak.

El 8 de mayo, una corte de apelación egipcia confirmó la sentencia de absolución por "pruebas insuficientes" dictada en octubre para imputados como los expresidentes de las dos cámaras del Parlamento Fathi Surur y Safuat al Sharif, y otros responsables del disuelto Partido Nacional Democrático (PND) de Mubarak.

El videojuego de Alkottab no es el primero sobre la revolución, aunque sí de los que mayor repercusión ha logrado en las redes sociales. "Nej" y "Revolución egipcia" son otras iniciativas inspiradas en las protestas.

"Nej", creado en enero de 2012 por el joven artista Ahmed Sabry, es un peculiar juego más próximo al videoarte en el que ninguno de los dos bandos logra nunca la victoria.

Con sus protagonistas diseñados mediante pixeles, Sabry optó por una "batalla del camello" sin ganadores para expresar que la lucha por el cambio en Egipto todavía continúa.

El otro videojuego, desarrollado en mayo de 2011 para iPhone por Ahmed Nabarawy, recrea los enfrentamientos entre policías y manifestantes. Dos roles que pueden asumir los usuarios.

Con estas iniciativas, a las que se suman libros, películas y demás "souvenirs", unos tratan de lucrarse con el recuerdo de la revolución y otros de mantener vivo su espíritu.

Las respuestas de los internautas son diversas, desde los entusiastas que agradecen un juego en árabe sobre su historia a los que critican que un evento tan dramático como la "batalla del camello" se banalice con un videojuego.

Para Al Mohandis, los 18 días de protestas son una fuente inagotable de ideas: "Se necesitan más iniciativas, porque todavía quedan muchas historias de la revolución por contar y muchos valores por transmitir".