La evolución de la Ley del Menor desde su entrada en vigor en el año 2000 y los peligros y delitos derivados de la mala utilización de las redes sociales y de internet son algunos de los aspectos que se abordan en una jornada que organizan hoy en Vigo la Fundación Barrié y la Asociación Arela y en la que participan más de 150 docentes y profesionales de la intervención educativa. Gonzalo Sotelo, guardia civil especialista en temas tecnológicos, abordará el uso que hacen los adolescentes de internet y las redes sociales en la ponencia "Menores e novas tecnoloxías: Benvidos ao deserto do real". Junto a él estará el criminólogo y divulgador Vicente Garrido, autor de libros como "Los hijos tiranos: el síndrome del emperador" y "Mientras vivas en casa".

-¿Los menores son más víctimas o infractores en el uso de las nuevas tecnologías?

-En este tipo de delitos cada vez hay más menores implicados, bien como víctimas o como el propio sujeto activo del delito. En el 99 llevé la primera investigación por internet en la que salían menores y, de aquella, lo normal era que el menor fuera la víctima; pero esto ha ido cambiando y ahora es tan normal encontrar un menor como víctima que como presunto infractor.

-¿Cuáles son los delitos más frecuentes en los que están implicados los menores?

-Todo lo que tiene que ver con la intimidad, con injurias, calumnias, descubrimiento y revelación de secretos... en general, todo el ámbito de la protección de la intimidad de las personas.

-¿Hasta qué punto son conscientes los menores de que están cometiendo un delito?

-Hay cuestiones en las que el menor se está dando cuenta perfectamente de que está cometiendo delito y que puede tener repercusiones. Pero el juego que hay en las nuevas tecnologías es la falsa sensación de impunidad. El menor sabe que hace algo malo pero cree que no le van a pillar; dicen que ahí quedan los datos, pero lo ven como algo de película, que no es realmente así.

-Los estudiantes reciben charlas en el instituto, tienen muchos ejemplos en los medios de lo que puede suceder si no son precavidos... ¿aún así no ha cambiado su percepción del peligro?

-Después de asistir a una charla ven las cosas de otra forma; especialmente el tema de la privacidad, que es donde se originan todos los problemas, pero aún queda mucho por hacer.

-¿Los padres están haciendo bien su labor de prevención?

-Los padres deberían cambiar un poco el chip. Hemos educado a nuestros hijos de forma que no se les ocurre decir a nadie de la calle que no conocen cómo se llaman o dónde viven. Sin embargo, ahora cambian las normas del juego y los chavales sí lo hacen en el mundo virtual. A lo mejor no hemos sabido transmitir este mensaje con claridad.

-¿Qué tipo de medidas básicas deberían poner en marcha?

-La medida proactiva número uno a la hora de controlar lo que hacen los niños en internet es no instalar nunca un ordenador conectado con internet en su habitación. Es la medida más sencilla y aún así no se hace. Y luego las cosas se complican aún más cuando le regalan una tablet, un teléfono móvil con tarifa de datos y quedan totalmente incontrolados. Lo más importante es hablar mucho con los chavales y pactar siempre el uso de las cosas; si a mi hijo de 10 años le regalo un teléfono con Whatsapp, tengo que tener pactado que yo en cualquier momento puedo acceder a ese teléfono, que tiene que estar en un sitio visible, que a partir de determinada hora debe de estar apagado... Tiene que haber unas reglas mínimas de convivencia igual que las suele haber con la televisión. Cada vez que tenemos una intervención con menores siempre coincide que los padres no tenían ningún tipo de control sobre su uso de las tecnologías.

-¿Son familias desestructuradas?

-Para nada, no son familias conflictivas, simplemente lo han dejado sin control y en algunas ocasiones pueden llegar a surgir problemas de índole legal.

-¿Cuanto más instantáneas son las nuevas tecnologías más peligrosas son?

-Más que en la instantaneidad, el mayor peligro está en lo extendidas que sean esas tecnologías, ya que esas son las que tienen más repercusión, tanto para la víctima como para el agresor. Eso sí, la instantaneidad da lugar a muy poca reflexión.

-Titula su charla "Bienvenidos al desierto de lo real", frase de Matrix. ¿Los padres quieren la pastilla azul o la roja; saber lo que pasa ahí fuera o seguir viviendo en su mundo?

-Yo les trato de enseñar la realidad de cómo funcionan las cosas ahí fuera. Hay mucha gente que no tiene un perfil en Facebook o una cuenta de Twitter, desconocen para qué utilizan las redes sociales o un teléfono móvil. los chavales que es, en general, para hablar absolutamente de todo lo que les pasa y lo que piensan. Y eso, claramente, tiene sus peligros.