La famosa etiqueta de eficiencia energética es una especie de DNI que desde 1995 incorporan la mayoría de electrodomésticos que vemos en las tiendas y que posteriormente acaban en nuestros hogares. Hasta hace poco la nomenclatura energética iba desde la categoría G -la menos eficiente- hasta la A -la más eficiente-.

Pero los numerosos avances tecnológicos que se han producido en los últimos años han llevado a que esa nomenclatura se haya quedado obsoleta, y es por ello que ya se empieza a ver una nueva etiqueta energética en la que partimos de la D y los electrodomésticos más eficientes son los A+++.

¿Y eso qué significa? Está claro que hablar de letras cuando en realidad estamos refiriéndonos al consumo en kWh no deja de ser confuso, pero es muy fácil de entender. Partiendo de la categoría B, en la que se situaría el consumo medio, nos encontramos las categorías C y D que tienen un consumo mayor, y las categorías A y superiores que son más eficientes energéticamente. Cuanto más verde es la clasificación, menor es el consumo y por lo tanto mayor el ahorro.

Traduciendo esto a euros lo mejor es coger un ejemplo real. Partimos de la base de que un frigorífico tiene una vida media de 12 años y cogemos como referencia un combi de 320 litros de capacidad con categoría energética E -es un poco antiguo- que costó 550 euros. Su consumo anual es de unos 780 kWh, lo que supone una factura anual de 133 euros aproximadamente.

En la otra parte de la balanza vamos a poner cualquier modelo de última generación, como el Haier Combi 3D -1.000 euros-, con una categoría energética A++ y un consumo anual es de 247 kWh, unos 47 euros por año. Las cuentas están claras: nos ahorramos 86 euros anuales, que multiplicado por la vida media de un frigorífico supondría un ahorro total de 1.032 euros, cubriendo el coste total del aparato.

Otra interesante opción sería alguno de los modelos de la serie BN de Panasonic -desde 800 euros-, que con una categoría energética A++ ofrecen una nueva tecnología de aislamiento llamada U-Vacua que reduce todavía más el consumo.

En el mercado hay muchos electrodomésticos que nos pueden hacer ahorrar mucha energía y también mucho dinero. Conviene mirar en diferentes tiendas y no menospreciar nunca ninguna marca puesto que hoy en día la mayoría de grandes fabricantes ofrecen productos de muy buena calidad. Además de las citadas anteriormente, marcas como Samsung o LG, más conocidas por sus televisores y móviles, tienen en su catálogo electrodomésticos de muy bajo consumo que pueden reducir considerablemente nuestra factura eléctrica.

Por último es muy importante comparar precios en diferentes establecimientos. Y es igual de importante no tener miedo a comprar en internet.

Existen algunas webs que se denominan "comparadoras de precios" capaces de indicarnos dónde comprar nuestro electrodoméstico al mejor precio.

Una de las más conocidas es shoppydoo, donde se pueden encontrar electrodomésticos hasta un 40 por ciento más baratos que en la mayoría de tiendas. Al final, para reducir la factura eléctrica hay que comparar, hacer cuentas y tener un poco de cabeza.