Durante años, el aceite de coco se ha ido erigiendo como un alimento panacea para una vida saludable e incluso, para adelgazar. Una rápida busca por internet oferta webs donde pseudoexpertos y celebridades hablan de cómo lo han incorporado a su dieta de ensaladas y batidos ( smoothies) por su supuesta virtud 'quemagrasas'. Desde la Asociación Americana del Corazón, realizaron una investigación analizando trece tipos distintos de aceites y grasas vegetales y animales. El resultado ha demostrado que la grasa de aceite de coco presenta el doble de grasa saturada que la manteca de cerdo. A cuanta mayor presencia de esos lípidos, mayor riesgo de sufrir un ataque cardíaco, un accidente cardiovascular u otros problemas de salud.

Los datos se recogen en el estudio Dietary fats and cardiovascular disease (Grasas y enfermedad cardiovascular) en el que la Asociación Americana del Corazón aconseja no usarlo "porque incrementa el colesterol LDL", el denominado "malo". En este artículo, se especifica que de los 13 aceites y grasas analizados, el de coco y aceite de palmiste refinado son los que presentan más grasa saturada. Por cada 100 gramos de grasa, la cuantía de grasa saturada en coco y palmiste refinado asciende a 82 gramos; en la manteca de cerdo supone 39; en el aceite de palma, 49; mientras que en la mantequilla sube a 63 y en el sebo de vaca llega a 50.

Además, el estudio menciona una reciente investigación que realizó siete pruebas controladas. En todas ellas, el consumo de aceite de coco incrementó el colesterol malo y en seis lo hizo de forma significativa. Asimismo, no notaron diferencias en la subida de dicho colesterol con respecto al empleo de otros lípidos saturados como el sebo de vaca, mantequilla o aceite de palma.

El aceite de coco, presente en dulces

El problema radica en que el aceite de coco está presente -aunque en menor proporción que el aceite de palma- en productos dulces como galletas, bollería, chocolates, entre otros. Desde algunos púlpitos biosaludables, se ha abogado por su ingesta directa y diaria en ensaladas.

Desde Galicia, también opina Miguel Ángel Martínez Olmos, especialista en Endicronología y Nutrición del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago e investigador del Ciberobn (centro de estudio sobre la obesidad). "Durante un tiempo, señala, se consideró que el aceite de coco no tenía efectos especialmente perjudiciales para la salud. Se consideraba inocuo y que se podía consumir con bastante libertad. Ahora, con el estudio de la Asociación Americana del Corazón, explican que más del 80% del contenido de su grasa es grasa saturada. Si tenemos en cuenta que esta es lo que más nos hace subir los niveles de colesterol, ahí vemos la relación que puede tener con el riesgo cardiovascular".

Cuidado con las etiquetas

Para el doctor Martínez Olmos, "hay que poner en el acento en controlarlo en el global de la alimentación". Recalcó que "no se debe abusar de cualquier grasa saturada". En su lugar, recomendó el empleo de "aceite de oliva, aceites de frutos secos y pescados. Hay que darles preferencia. Los otros, hay que usarlos con menos frecuencia".

No obstante, sí que puso el acento sobre las etiquetas de ciertos alimentos, que muy a menudo, lleva a equívoco. "A veces, no están suficientemente claros los etiquetados. Pueden decir que el producto presenta grasa vegetal pero no especifica el origen y ahí surgen las dificultades porque se pueden estar consumiendo grasas que no son beneficiosas para la salud."

Por último, este investigador gallego del centro Ciberobn apuntó que "para que nuestra alimentación sea lo más saludable posible, tiene que ser suficientemente variada y equilibrada. Hay que tener en cuenta también las necesidades del sujeto y el contexto de la situación de su salud. No creo que se pueda afirmar de forma tajante que utilizar tal o cual cosa sea perjudicial para todo el mundo".

El aceite de coco a examen