En la actualidad un 22,2% de las mujeres gestantes en España son obesas y el 23% tiene sobrepeso. Estas alarmantes cifras reunieron ayer a la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) que instan a la prevención de la obesidad -a la que consideran la pandemia del siglo XXI- desde las instituciones, y al control del peso en las mujeres que planean quedarse embarazadas.

"Son datos alarmantísimos pero son reales y me atrevo a decir que son cifras conservadoras porque los porcentajes están creciendo. Ahora mismo en España uno de cada cuatro adultos tiene obesidad", afirma el doctor Felipe Casanueva, presidente de la SEEDO que ejerce en el Ciberobn de Santiago.

Una mujer obesa que se queda embarazada o aquella que gana más de doce kilos durante el embarazo tiene dos veces más riesgo de sufrir un aborto espontáneo y de dar a luz por cesárea. A su vez multiplica por tres el riesgo de que el feto muera antes de nacer, de sufrir diabetes gestacional, de que el bebé sea excesivamente grande al nacer y de que ese niño desarrolle obesidad y se acabe convirtiendo en un adulto obeso. Estas mujeres también tienen cinco veces más riesgo que el resto de embarazadas de padecer hipertensión arterial y nueve veces más riesgo de tener preeclampsia.

"No es necesario comer por dos. Se debe prestar especial importancia al calcio, hierro y ácido fólico, que se pueden suplementar. Durante el segundo trimestre se debe incrementar la dieta en 300 kcal; en el tercer trimestre, 450 kcal, y durante la lactancia, 500 calorías", comentó ayer el doctor Albert Lecube, miembro de la Junta Directiva de la SEEDO. En el mismo sentido, la especialista Ana Belén Crujeiras, del grupo de investigación liderado por Casanueva en el Ciberobn, incide en que "hay que seguir comiendo como antes" y en que "los suplementos de vitaminas y minerales no están indicados excepto que los paute un médico". "Hay que tener en cuenta que un niño obeso se convierte, en un 80% de los casos, en un adulto obeso, por lo tanto, prevenir esta condición en las embarazadas es crucial", señala Crujeiras.

El doctor Casanueva replica que, dependiendo del peso previo de la mujer, ésta puede ganar entre diez y quince kilos durante los meses de gestación, pero "siempre debe vigilar su dieta porque su sobrepeso u obesidad hace que sus hijos tengan mayor probabilidad de desarrollar esta enfermedad en el futuro". Además de la herencia de obesidad que la madre puede dejar al menor, Casanueva destaca que las mujeres deben prestar atención también a las complicaciones que esta patología suma a un embarazo que podría ser normal. "Muchas pacientes tienen enormes dificultades para bajar de peso tras el parto y van acumulando kilos, de tal forma que por no controlar la alimentación en la gestación acaban con una obesidad", explica.