Casi todas las personas sexualmente activas contraerán en algún momento de su vida el Virus del Papiloma Humano (VPH), que se contagia con el simple contacto de piel con piel. La mayoría de los 100 tipos de este microorganismo no provocan efectos perjudiciales o solo se manifiestan en verrugas y se eliminan sin tratamiento, pero los de alto riesgo pueden desembocar en cáncer de cuello del útero, vagina, vulva, garganta, pene y ano si no se atienden. El enorme número de los de cérvix que ocasionó, así como su elevada mortalidad, hicieron que las pruebas para detectarlo y la prevención se generalizara en las mujeres. El hombre, sin embargo, ha permanecido al margen de estas medidas. En el Chuvi, un equipo de profesionales se empeñó en seguir de cerca a un colectivo de varones con una alta incidencia de esta infección: los que tienen sexo con otros hombres y VIH positivo. Los resultados de estos cinco años de trabajo como uno de los grupos pioneros en esta asistencia en España, se recogen en la tesis que el cirujano general Mauricio Iribarren lee el martes en el Álvaro Cunqueiro.

Al doctor Iribarren le convenció el médico de la Unidad de Sida del Chuvi Antonio Ocampo y el proyecto salió adelante por la terquedad y la inquietud de sus promotores. Esta atención está fuera de la cartera de la red pública, por lo que tuvieron que ofrecerla en sus horas libres. Por las tardes, en un local del Meixoeiro que cerraban con llave para que no interrumpieran las limpiadoras, con material financiado por ONGs, consultaban a un colectivo que en Vigo ronda las 300 personas.

"El hombre, suele ser portador y el organismo de la mujer, en la mayoría de los casos, suele limpiar el virus, pero si se instala en el epitelio de los genitales, empieza a hacer de las suyas", cuenta Iribarren. Del mismo modo, se puede instalar en la mucosa del ano y se desarrollará con menos dificultades en personas inmunodeprimidas. En España, el interés por este problema en los varones que tienen sexo con otros varones y están infectados por VIH surgió hace cinco año, ya que la mayor esperanza de vida en este colectivo destapó otras enfermedades que padecen. Hoy, aún son solo seis hospitales españoles que trabajan estoy, junto a ellos, el grupo vigués participa en el estudio CoRIS VPH.

Así, el mayor problema al que se enfrentaron en el Chuvi era el desconocimiento sobre esta materia. Sospechaban que, al igual que en el de cuello de útero, si no se trataban las lesiones en el ano, el 30% se convertirían en cáncer. Pero no iban a esperar a comprobarlo. Empezaron a tratarlas con electrocoagulación con infrarrojos -las queman sin efecto demasiado profundo- y bisturí -para extraerlas-. Adaptaron las técnicas de Estados Unidos -cuentan con la colaboración de ola Universidad de California- y también se fijaron en la experiencia en cribado de Australia. Hacen hincapié en la educación en medidas higiénicas y en la orientación sexual.

La tesis recoge el diagnóstico seguimiento de 264 pacientes durante tres años y es el primer estudio español de esta magnitud sobre la materia. El 87% estaban infectados por VPH y tres de ellos habían desarrollado cáncer de ano, "una incidencia elevadísima". En cambio, tras esos tres años de tratamiento, no surgido ningún cáncer de las lesiones tratadas, han descendido "mucho" las de alto grado y han aumentado las de bajo, "por que las pillamos antes", señala Iribarren. Creen que esta incidencia en pacientes con VIH representa solo la punta del iceberg del problema. Advierten de que también puede ser muy elevada, por ejemplo, en gente con trasplante de hígado o inmunodepresión

Con estos resultados y gracias a la ampliación de las instalaciones con el nuevo hospital, la Gerencia del área sanitaria les ha concedido de forma oficial un gabinete en el Meixoeiro para atender a este colectivo. Además de la Unidad de VIH y Cirugía General, en él participan los servicios de Ginecología -Amparo Iñarrea-, Anatomía Patológica -Joaquín González Carreró, -, Urología -Elena López Díaz- y Microbiología -Sonia Pérez- y personal de Enfermería, "fundamental" en la gestión de la consulta, que ya cuenta con un funcionamiento protocolizado. Los doctores Ocampo, Carreró y Enrique Casal Núñez, dirigen la tesis.