La mayoría de la gente comienza a acumular cicatrices de una edad temprana, especialmente con codos y rodillas raspados. La mayoría desaparecen con el tiempo, pero las más graves, como las de quemaduras, o los queloides habitualmente no desaparecen y no existe tratamiento para ellos. En casos extremos pueden quedar asociados incluso a pérdida funcional o desfiguración.

Investigadores australianos están desarrollando nuevos compuestos que podría detener la formación de cicatrices antes de que lleguen a formarse, según un trabajo que han presentado en la 252 Reunión Nacional de la Sociedad Americana de Química.

"El tratamiento que estamos desarrollo se centran en las necesidades de los pacientes con grandes quemaduras, queloides y contractura de Dupuytren, que provoca una deformidad de la mano --explica el doctor Swaminathan Iyer--. Estos pacientes tienen una gran cicatriz que puede dificultar sus movimientos. Actualmente no hay tratamientos disponibles para ellos y queremos cambiar esto".

Las quemaduras llevan cada año al hospital a decenas de miles de personas sólo en Estados Unidos, la Asociación Americana de Quemados. Cerca de 250.000 pacientes estadounidenses se someten cada años a tratamiento quirúrgico contra los queloides, una cicatrices duras y con crecimiento excesivo de tejido, explica Iyer.

Una encuesta realizada por RTI Internacional reveló que en torno al 7 por ciento de los estadounidenses padecen contractura de Dupuytren, que se produce cuando el tejido conectivo bajo la piel de la palma de la mano se endurece y se contrae con el tiempo.

Para ayudar a prevenir esta dolencias, Iyer y colegas de la Universidad de Australia Occidental, la Fiona Wood Foundation y la unidad de Quemados del Royal Perth Hospital, junto a la farmacéutica Pharmaxis, están estudiando compuestos que inhiben una enzima llamada lysyl oxidasa (LOX).

Durante la formación de cicatrices, esta enzima activa el colágeno que interviene en la cicatrización de heridas. En esta unión se basa el proceso bioquímico fundamental que conduce a la formación de cicatrices, dice Iyer.

"Durante el proceso de cicatrización, la arquitectura normal no se restablece, dejando el nuevo tejido comprometido funcionalmente --explica--. Por eso nuestro objetivo es detener la cicatriz desde el principio mediante la inhibición de LOX. Hemos tenido la suerte de trabajar en cooperación con la compañía farmacéutica Pharmaxis, que ha desarrollado un novedoso diseño de pequeñas moléculas altamente selectivas que permita el establecimiento de la arquitectura del tejido normal después de reparar la herida".

El equipo probó sus moléculas mediante un modelo que imita la formación de cicatrices mediante el cultivo de fibroblastos humanos de tejido cicatrizal en una placa de petri. Las células sobreproducen y secretan colágeno como lo harían en una lesión real. En el estudio, los investigadores añadieron inhibidores de LOX a cultivos de pacientes con Dupuytren, queloides y otros tejidos cicatriciales.

"Los datos preliminares sugieren una fuerte inhibición de la LOX que altera la arquitectura de colágeno y restaura a la arquitectura normal que se encuentra en la piel --avanza Iyer--. Una vez que se ha realizado la comprobación 'in vitro', la eficacia de estos compuestos se pondrá a prueba en modelos de cerdo y de ratón. Dependiendo del éxito de los estudios en animales, los ensayos en humanos podrían llevarse a cabo en unos pocos años".

Aunque el principal objetivo de los investigadores es ayudar a los pacientes con cicatrices graves o extensa, el doctor Iyer aventura que estos inhibidores podrían ser utilizados también para fines cosméticos.