La publicidad y los medios de comunicación favorecen la aparición de trastornos alimenticios en los adolescentes que pasan momentos de baja autoestima en los que necesitan la aceptación social y ven unida la imagen de un buen aspecto físico como el de los modelos de los anuncios, con la idea de la felicidad según ha explicado la psicóloga general sanitaria y neuropsicóloga de la Clínica Capistrano, Juana María Fernández Galbis.

La anorexia, la bulimia, el trastorno por atracón o la vigorexia suelen ser los principales desórdenes de la conducta alimenticia (TAC). En muchos sitios web los adolescentes encuentran la información que necesitan para autoafirmarse en que no poseen una enfermedad, sino que llevan "un estilo de vida", siendo la negación un señal característica. Además, en la red pueden conocer a personas que piensen como ellos con los que compartir trucos y estrategias para perder peso u ocultar síntomas.

Otro de los factores que afectan en la aparición de estos trastornos son las dietas sin control o la pérdida brusca de peso. Todos estos desórdenes conllevan un gran malestar emocional y psicológico, lo que puede provocar conductas autolesivas. Asimismo, dejar de comer o los atracones son comportamientos de autoagresividad.

La adolescencia es una época crítica para el desarrollo de los trastornos porque se vive un momento de cambios físicos, psicológicos y emocionales. Esto se traduce en una baja autoestima, una alteración de la imagen corporal, fobia a ganar peso y rechazo a mantener un peso saludable, así como pérdida de peso y desnutrición, ha señalado la psicóloga y miembro de Saluspot.

Además de la enfermedad, las personas que la sufren también tienen tendencia a desarrollar adicciones como al alcohol u otras sustancias para evadirse de los problemas, según ha señalado la experta. La baja autoestima, los complejos y la vergüenza acentúa este tipo de trastornos.

Para poder superar la enfermedad es necesario llevar a cabo tratamientos multidisciplinares en los que se trate el ámbito psicológico, nutricional y médico. La reeducación alimenticia, la aceptación y la normalización del peso son algunos de los objetivos que hay que conseguir para superar el trastorno.

"Si el malestar psicológico cesa y se restablecen las pautas alimenticias sanas y los índices antropométricos saludables, puede considerarse que el individuo está curado. El riesgo de recaída dependerá de si se han identificado y trabajado todos los factores que han generado el trastorno. Debe realizarse un seguimiento y un buen plan de prevención de recaídas", ha concluido la especialista.