Siendo joven, Segundo Pardo jugaba al balonmano federado y llegó a participar en el Campeonato Nacional de natación. También practicaba atletismo en las modalidades de 400, 800 y 1200 metros.

En 1994 acudió a realizar un análisis y se encontró con una infección crónica provocada por el virus C en estado avanzado. El médico le dio cuatro años de vida, un tratamiento paliativo y le puso en lista de espera. Cuatro meses más tarde, recibió una llamada que le informaba de que había un hígado disponible para trasplantar. Por aquel entonces, se calculaba que el promedio de vida de un trasplantado hepático era de cinco años. Segundo tiene ahora 73 años y hace casi 20 que recibió el órgano.

Segundo recuerda con exactitud la fecha de su trasplante de hígado: el dos de febrero de 1995. Admite que decidió seguir luchando por sus tres hijas. "Me lo tomé como una competición deportiva. A ver quién ganaba, el virus o yo", afirma.