El 64 % de los pacientes con trastornos mentales en España es atendido por un médico de atención primaria (AP), donde el problema se tratará de forma descontextualizada de su sentido emocional y psicológico, más aún en época de recortes.

Este dato lo aporta Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), ante los "parches farmacológicos" con que se abordan patologías crecientes en la población como el estrés y la ansiedad, fruto del escaso tiempo y los recursos con los que cuentan actualmente los facultativos.

Tanto Cano como la directora del Centro de Psicología Área Humana, Julia Vidal, han denunciado, en declaraciones a Efe, la atención "inadecuada" e "insuficiente" que reciben estos pacientes, situación que se ha agravado con la crisis y que no es baladí.

Si se sufren reacciones de estrés muy intensas y mantenidas en el tiempo, éstas desencadenan diferentes desórdenes mentales como ansiedad; depresión; consumo de sustancias y disfunciones del sueño, sexuales y de la alimentación.

Otras consecuencias son disfunciones de la fertilidad, enfermedades del sistema inmune, como el cáncer, y, en general, cualquier trastorno crónico que implica "una pérdida importante de la calidad de vida o una amenaza para la supervivencia", según Cano.

Vidal lamenta que muchas de estas personas no cuentan con la "información necesaria" para entender cómo y por qué los estados emocionales negativos empeoran su dolencia o a quién deben dirigirse para recibir un tratamiento eficaz que incluya entrenamiento en el manejo de sus emociones.

"Los pacientes llegan a la Sanidad pública y ahí tenemos lo que tenemos, la parte emocional no se atiende y se pone un parche farmacológico", denuncia la psicóloga, para agregar que quienes tienen la suerte de llegar a la atención especializada "si antes iban una vez al mes, ahora van cada dos o cada tres".

Esta situación sobrecarga otro tipo de consultas. Como ejemplo, comenta que "cuando un postinfartado tiene depresión, si no se trata, duplica las posibilidades de sufrir otra parada cardíaca".

La experta esgrime que "si los recursos son insuficientes" por lo menos se debería informar a los afectados de los efectos secundarios que tendrá la medicación crónica para su salud física y emocional.

Otro ejemplo: los pacientes llegan a la consulta apesadumbrados porque "ya no están enamorados de su marido o mujer" y es que "nadie les ha informado de los efectos indeseables" que los antidepresivos tienen sobre el deseo sexual o el retardo del orgasmo.

Todo lo cual genera altos niveles de frustración y con el tiempo, si se carece de dicha información, aumenta la sintomatología.

En la mayoría de los casos se prescriben tranquilizantes que producen adicción y no resuelven el problema -un 16 % en el último año consumió psicofármacos-, sin ni siquiera informarles sobre la naturaleza del desorden emocional que sufren, denuncia Cano.

La mayoría de estos trastornos -para los que existen tratamientos eficaces- tenderán a ser persistentes y a cronificarse, lo cual supone una "gran carga" laboral y económica para todo el país. Y es que, según el experto, "producen más discapacidad que los físicos crónicos y tienen un efecto de sinergia cuando se combinan con enfermedades físicas crónicas para producir discapacidad".

La OMS prevé que la depresión será la segunda mayor causa de discapacidad en el año 2020

En un estudio llevado a cabo entre 250.000 pacientes de 60 países, se encontró que entre un 9,3 y un 23 % de enfermos físicos crónicos sufría depresión.

En España, esta patología mental está ya en el cuarto puesto de la lista de dolencias que más gasto generan en AP con un 4,5 % del total, ránking en el que la hipertensión está en el primer puesto con un 9,3 % y la ansiedad en el décimo noveno con un 0,8 %.

Según las indagaciones del presidente de la SEAS, un 19,5 % de los pacientes de AP presentan al menos un trastorno de ansiedad, "convirtiéndose en hiperfrecuentadores de estas consultas, que ya están de por sí colapsadas". Los síntomas físicos típicos de procesos emocionales en los que se producen somatizaciones son muy frecuentes, como la fatiga (en el 57 % de los casos), el dolor de cabeza (40 %) o de espalda (39 %).

Son además acumulativos -más de la mitad de los pacientes tiene 3 ó más- y tienden a hacerse crónicos -2 de cada 3 personas los presentan desde hace más de 6 meses-.