La disfunción eréctil o impotencia es la incapacidad persistente de conseguir y mantener una erección suficiente para permitir un rendimiento sexual satisfactorio. La disfunción eréctil es un trastorno benigno, pero afecta a la salud física y psicosocial y tiene una repercusión importante en la calidad de vida de quienes la sufren, así como sus parejas y familias.

La disfunción eréctil se presenta cuando se altera uno o varios de los mecanismos fisiológicos fundamentales de la erección:

1) Sistema arterial normal: arterias peneanas normales, aportan un buen caudal de sangre a los cuerpos cavernosos.

2) Buen funcionamiento del sistema corporo-oclusivo, para que retenga la sangre dentro de los cuerpos cavernosos y permita alcanzar la rigidez; sistema nerviosos en perfecto estado para la transmisión nerviosa.

3) Situación hormonal estable para mantener buen apetito y deseo sexual.

Por tanto, la erección es producto de que cuando no hay estimulación sexual, el flujo de sangre dentro del pene es muy bajo, lo que lo mantiene en estado flácido o no erecto. Cuando se recibe estimulación sexual, las arterias del pene se relajan y se dilatan, y el flujo sanguíneo hacia el pene aumenta mucho.

A medida que el pene se expande, las venas del pene, que tendrían que devolver la sangre del pene hacia la circulación de retorno, se comprimen, y la sangre no puede salir mediante el sistema corporo-oclusivo. Con un aumento en el flujo sanguíneo que entra y una reducción en el flujo que sale, el pene se vuelve cada vez más grande y se pone cada vez más duro ya que la sangre se almacena en los cuerpos cavernosos.

Las causas pueden ser:

1) Por lesiones orgánicas que determinan su aparición:

-Alteraciones anatómicas del aparato urinario: incurvadura de pene, fimosis, hipospadias.

-Alteraciones endocrinas: diabetes, niveles alto de colesterol y triglicéridos u hormonales.

-Procesos infecciosos.

-Lesiones neurológicas: Parkinson, esclerosis medular, lesiones medulares traumáticas.

-Patología vascular: arteriosclerosis, hipertensión arterial, etc.

2) Secundarias a la ingesta de alcohol, drogas y medicamentos (son el 15% de los casos).

3) Traumatismos: lumbar o de la pelvis.

4) Cirugía de órganos de la pelvis: próstata, vejiga, recto.

5) Psicológicas: debido a factores afectivos, de desarrollo, interpersonales, de conocimientos, ansiedad, miedo al fracaso, sentimientos de culpa, infidelidad, eyaculación precoz previa, inseguridad, etc.

Entre los hábitos de riesgo que pueden conducir a que se desarrolle la disfunción erectil están: el consumo de sustancias adictivas legales: tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol o ilegales (cocaína, hachís; drogas de diseño), y el estrés.

Hay una gran controversia es la asociación de disfunción eréctil y envejecimiento, haciendo referencia a que la sexualidad tiene fecha de caducidad; lo que sucede es que el proceso de envejecimiento conlleva un periodo refractario mayor, es decir la necesidad de más tiempo para una nueva erección después de un orgasmo.

La edad también parece afectar al tiempo necesario para excitarse y para la erección y la eyaculación. Todos éstos se consideran cambios no patológicos.Si la disfunción eréctil (DE) se da más en personas mayores, es sólo porque es más probable que sufran enfermedades asociadas a la DE y que usen más medicamentos que alteren la función eréctil.

Recomentaciones para la prevención

Para prevenir la disfunción erectil es importante cambiar los hábitos de vida que afectan a la salud de las arterias y venas: no fumar, moderar el consumo de alcohol y de grasas (particularmente grasas saturadas), hacer algo de ejercicio y aprender a relajarse. Muchos especialistas opinan que una de las medidas preventivas más efectivas consiste en hacer el amor frecuentemente con una pareja afín, buscando el placer.