Investigadores de las Universidades de Edimburgo y Aberdeen (Reino Unido) y de Queensland (Australia), aseguran que los genes influyen en el 24 por ciento de las variaciones que sufre la inteligencia con la edad, aunque reconocen no obstante que probablemente el factor más determinante sea el medio ambiente.

En el estudio, cuyas conclusiones publica la revista 'Nature', se combinaron análisis de ADN con los resultados de casi 2.000 personas que habían hecho una prueba de inteligencia a los 11 años y que la han repetido siendo ya ancianos.

De este modo, observaron que los factores genéticos son responsables de aproximadamente el 24 por ciento de los cambios en la inteligencia entre la niñez y la vejez.

"Los niños cuya inteligencia estaba por encima de la media cuando tenían 11 años, lo siguen estando en la vejez", informa Ian Deary, investigador de la Universidad de Edimburgo y uno de los autores del trabajo, en declaraciones al Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC), recogidas por Europa Press.

De hecho, tras estos datos Deary espera que los avances conseguidos sirvan para "entender por qué algunas personas tienen un mejor envejecimiento cognitivo que otras".

No obstante, el trabajo muestra que el factor con mayor influencia en los cambios en la inteligencia es probablemente el medio ambiente. Peter Visscher, coautor del trabajo e investigador de la Universidad de Queenslad, opina que "vale la pena buscar pistas tanto genéticas como ambientales para comprender el envejecimiento saludable del cerebro".

Los nuevos hallazgos han sido posibles gracias a que Escocia cuenta con una fuente de datos de pruebas cognitivas. En junio de 1932 y de 1947 casi todos los niños escoceses nacidos en 1921 y 1936 llevaron a cabo test de inteligencia.

Con motivo de este estudio se localizó a 1.940 personas que habían participado en aquellas pruebas cognitivas y les hicieron repetir los tests.