El EGO, la pasarela más joven de la Madrid FashionWeek, que echó ayer el cierre, se convirtió en un gran lienzo en blanco sobre el que los diseñadores estamparon su talento.

Entre los noveles diseñadores que mostraron sus modelos, destacan las de los gallegos Elena Rial y Pedro Covelo.

Con un guiño al séptimo arte, el de los taquillazos veraniegos que tratan sobre fiestas de graduación, el vigués Pedro Covelo acudió a la pasarela con propuestas de marcado carácter contemporáneo y recogida paleta cromática, que parten del rosa chicle y acaban en el binomio negro y blanco.

El joven diseñador expresó a través de su ropa la búsqueda de identidad en la estética americana del "country" y los años 60 y 70.

Bordados y dibujos a mano

En clave más surrealista y tomando como punto de partida la obra artística de personas con enfermedad mental, la mosesnse Elena Rial creó bellísimos estampados que acompañaron piezas inspiradas en camisas de fuerza, de resultado conmovedor. Bordados, estampados y dibujos a mano crearon tramas de flores derretidas, monos de pertubador rictus, granadas y el intrusismo pop de dibujos de paquetes de chicle.

Los diseños de ambos creadores y del resto de principiantes de EGO muestran un trabajo sin tapujos, sin miedo al qué dirán, arrojo que se ha echado de menos en las jornadas dedicadas a los diseñadores veteranos. La pintura, la fotografía y el cine estuvieron ayer muy presentes en la costura de estos talentos noveles, preparados para todo, desde diseñar hasta estampar, pasando por el patronaje, la costura o el bordado.

Entre los trabajos más llamativos y a la vez aplaudidos destacan los de la firma HOWL, de María Glück, que ganó el premio Samsung Ego Innovation Project. La naturaleza y la sensibilidad por la ecología inundó la pasarela y su mochilas-jardín fueron uno de los elementos más alabados por la crítica del festival. Otro de los diseños más arriesgados fue el de Xavi Reyes, quien construyó una colección de mujer y hombre de estética setentera, con manteles, hules, visillos, cortinas, cojines y arpilleras, rescatados de la casa de su abuela , que bien podrían aparecer en una de las películas de Pedro Almodóvar. "Toda esta idea surgió a raíz de un mantel de mi abuela bordado con punto de cruz", contó este madrileño que ha arriesgado demasiado, instalando patrones y artesanía muy femenina en prendas masculinas.