La España del flamenco y las bulerías soñada por el modisto brasileño Gustavo Lins, los espectaculares pendientes y anillados (piercings) de Givenchy y la paleta tornasolada de Giorgio Armani Privé, fueron esta tarde grandes protagonistas de la Alta Costura para el verano 2012.

Italia reinó además desde la firma Prada, que sin necesidad de pasarela captó la atención de los medios concentrados en París con la apertura de un Museo efímero que mañana cerrará sus puertas, obra del artista Francesco Vezzoli.

En el terreno de la moda pura, Gustavo Lins rindió homenaje a la cultura andaluza y a "esa actitud española", de la que dijo a Efe estar prendado.

Verde oscuro y esmeralda, escarlatas y rojos púrpura, vinieron del flamenco y de los cuadros de Zurbarán, Velázquez y Goya, junto con volantes y lunares -aquí enormes-, bordados y medias de torero, todo ello sobre tacones altísimos, para mezclarse con una inspiración japonesa, siempre central en su moda.

La pasarela de Gustavo Lins, instalada en los bellos salones de la embajada de Brasil, se llenó igualmente de grises muy claros, marfiles, rosas y azules, pero sobre todo de negro, escotados a voluntad y cortados soberbiamente sobre tul, seda, crêpe, lana finísima, fieltro, franela, cuero y pieles.

Armani Privé, como anunciaba ya desde su cartón de invitación, dio al verde un puesto clave en su desfile.

Será estampado o monocolor, generalmente lleno de reflejos; de noche incrustado enteramente de pedrería, mientras que de día y de cóctel brillaba tornasolado, en faldas adornadas con un pliegue lateral asimétrico o en chaquetas minimalistas, de preferencia sin cuello ni botones.

Algunos verdes más oscuros, casi invernales, algunos azules y abundantes grises, dorados y plateados; conjuntos de pantalones rectos y juegos de transparencias, celebraron también desde el Grand Palais el lujoso verano 2012 de Armani.

Con diez modelos negros y/o blancos, todos ellos de noche, el podium de Givenchy, inspirado en los años 20 y 30 del siglo pasado, y en el filme "Metrópolis", recientemente restaurado y reestrenado en la Cinemateca Francesa, volvió a ofrecer una perfecta ilustración de la evolución del universo "Couture".

Riccardo Tisci impactó con la belleza de sus creaciones, monocolores o bicolores, así como con los enormes pendientes y "piercings" de inspiración oriental, étnica y lejanamente punk, que adornaron el rostro de algunas de sus modelos.

Sin embargo, triunfar en la Alta Costura con un exquisito pero limitado número de modelos habría sido simplemente imposible hace unos años, cuando utilizar esa prestigiosa etiqueta implicaba crear cada temporada cerca de medio centenar de modelos exclusivos, realizados por supuesto en territorio francés, por un número igualmente consistente de costureras.

Mientras que ahora solo rigen criterios cualitativos, según explicó a Efe el presidente de la Federación Francesa de la Alta Costura, Didier Grumbach.

"En 2001 desaparecieron los criterios cuantitativos" y la elección y el apadrinamiento son las únicas claves para entrar a formar parte del club de la Alta Costura, "en el que firmas como Givenchy presentan diez modelos y forman parte de ella", resaltó.

Sin embargo, aunque el acceso ha sido notable y sucesivamente suavizado, sigue siendo difícil hacerse con la etiqueta "Alta Costura", jurídicamente protegida.

De ahí que, en paralelo al calendario oficial, un sinfín de marcas francesas y extranjeras presenten sus creaciones durante las jornadas de alta costura.

Entre otras marcas y modistos de este festival "off" del lujo, deleitaron hoy a su público Longchamp, Basil Soda, Didit, Worth Couture, Zuhair Murad, Ana Quasoar, Yamina y la firma de joyería Wallace Chan.

Dentro del calendario oficial, además de Gustavo Lins, Armani, Givenchy y Chanel, firma que esta mañana reunió 150 azules sobre su pasarela, desfilaron Stéphane Rolland, Alexandre Vauthier y Julien Fournié.-EFE