Rosa María Calaf (Barcelona, 1945) recorrió casi todo el mundo como corresponsal de RTVE. Fruto de ese trabajo y de la colaboración con la ONG Paz y Desarrollo es Vidas en progreso, presentó estos días en el Archipiélago.

-Usted ha sido corresponsal por todo el mundo. ¿En cuántos países ha estado?

-He estado en 178 países y me faltan solo 14 de la lista de Naciones Unidas, y en ello estoy. Lo que pasa es que los que me faltan son algunos muy complejos, básicamente del Cuerno de África, donde nunca he tenido oportunidad de ir ni personal ni laboralmente. Pero estoy buscando la manera de ir, de hecho, como estoy en contacto con ONG, ya les he dicho que si hay alguna oportunidad de ir con alguna misión pues que yo me pago mi viaje y voy dentro de su estructura. Espero poder hacerlo.

- ¿Qué corresponsalía le ha gustado más?

-En lo personal, claramente donde siempre he tenido un gran enganche psicológico porque tengo muy buenos amigos allí es en Argentina, que es como mi segunda patria. Roma me gustó y lo disfruté muchísimo. Italia es un país con una gran riqueza de todo tipo. Además ambos son dos lugares donde las claves culturales son muy parecidas y a pesar de que somos más distintos de lo que pensamos, nos entendemos con facilidad. Eso sí, si me pierdo no me busquéis en China porque no me vais a encontrar.

-¿Y en lo profesional?

-Profesionalmente, he tenido la suerte de estar en los lugares en los momentos históricos clave. Es decir, he vivido la historia en directo en la segunda mitad del siglo XX y lo que llevamos del XXI y eso es un privilegio que me ha hecho vivir con plenitud a nivel informativo en todos los lugares. Pero está claro que el desplome de la Unión Soviética fue un hito y, por supuesto, el despegue de China. No obstante, yo doy mucho valor al componente humano. De esos dos grandes procesos, lo que más me interesaba era cómo afectaba eso a sus poblaciones y a nosotros como individuos.

-Vivió la caída de la URSS. ¿Cree que Vladímir Putin, con su actitud en la crisis de Ucrania, quiere demostrar su liderazgo?

-Totalmente. Ahí se están peleando dos y otra vez estamos volviendo al planteamiento de la época de la Guerra Fría. La situación actual es bastante comparable en cuanto a lo que son los entresijos y lo que mueve esa situación, es decir, es la necesidad de reafirmarse dentro buscando un enemigo fuera. Putin no tiene la menor intención ni le importa para nada conseguir la democracia para Rusia, porque lo que le interesa es mantener su poder y sabe que lo consolida con estas actitudes que fomentan las emociones nacionalistas y el seguimiento ciego del líder sin ser razonado.

-Por otro lado está Europa...

-En el otro lado es exactamente igual. Ahora, lo que está haciendo la Unión Europea es un error garrafal, el dejarse llevar otra vez por Estados Unidos y meterse en la órbita de jugar los intereses de otros. Ciertamente es una situación que tiene cierto peligro, sobre todo para los ucranianos.

-¿Cree que desembocará en otro conflicto bélico?

-Es muy probable que termine en una guerra civil como siga así y que esto luego pueda tener consecuencias a nivel internacional, pues ya hemos visto lo que ha ocurrido a lo largo de la Historia tantas veces. Me gustaría poder decir categóricamente que no, pero no lo tengo tan claro porque los humanos no recordamos nada. Somos incapaces de aprender de los errores y se reproducen muchas situaciones que son tan similares a situaciones previas a los grandes conflictos mundiales, que te hacen temer que sea esa la única solución que sabemos buscar. Creo que hemos de ser muy conscientes para no dejarnos manipular como ciudadanos y luchar por defender las libertades y los derechos de todo el mundo y no dejarnos arrastrar por intereses económicos y de grupos.

-¿Y cree que los medios de comunicación están a la altura de la situación actual?

-Soy muy crítica y creo que la situación es muy grave porque se está pervirtiendo el objetivo del periodismo, es decir, la responsabilidad social. Porque no se puede construir una sociedad libre que defienda los derechos si no se sabe lo que pasa y entonces no se puede caer en que los medios estén, en su mayoría, al servicio de unos determinados intereses que no son los del ciudadano. Los medios de comunicación tienen que tener una vocación de servicio a la ciudadanía y los convencionales cada vez se están desviando más de este objetivo y están al servicio de intereses de grupo.

-Lo paga el ciudadano...

-Como ciudadanos tenemos que estar muy alerta para no dejarnos convencer por aquellos que nos quieren hacer creer que nos informan, cuando lo que se nos hace es entretener, muchas veces para pasar el rato y dar dinero a unas empresas determinadas. O distraernos de hacernos preguntas esenciales para construir un mundo mejor y despistarnos con temas banales y que los grandes temas se queden en un cajón. Pero este no es un tema que afecta solo al periodismo y lo tenemos que tener en cuenta como ciudadanos. Es decir, la ciudadanía, y por tanto los periodistas de nuestro país, deben recuperar el control de los contenidos informativos porque eso es lo que necesitamos.

-¿Para usted, España tiene calidad democrática?

-En absoluto. Es evidente que todo es comparativo, porque afortunadamente para nosotros son más los países que están peor que los que están mejor, pero estamos en un nivel en el que no podemos pensar que nuestra democracia está ya conseguida. Porque cuando tú quieres convencer de que algo ya está hecho, lo que quieres en realidad esquela gente no siga haciendo nada al respecto, es decir, que baje la guardia y no se puede bajar. Que creamos que estamos informados cuando en realidad estamos simplemente entretenidos, que creamos que somos demócratas simplemente porque votamos cada cuatro años y lo hacemos sin saber qué votamos, que tenemos un estado de derecho porque sobre el papel los poderes están separados cuando estamos viendo que en la práctica diaria la influencia, las actitudes de presión a la judicatura son brutales...Todo eso nos tiene que hacer saltar la alerta de que claramente no tenemos una democracia de calidad.