Una intelectual urbana (Maribel Verdú) y el torpe granjero (Antonio Molero) se conocen en un cementerio visitando las sepulturas de sus seres queridos. Una simple sonrisa hace saltar la chispa entre ellos, pero la realidad cotidiana pondrá pronto de relieve sus diferencias.

Este es el argumento de "El tipo de al lado", una obra basada en el bestseller de la escritora sueca Katarina Mazetti que dirige Josep María Pou en una obra que estaá de gira por los diferentes teatros españoles.

-¿Qué encuentra una mujer que lee a Schopenhauer en un apasionado de la "Guía del ganado vacuno"?

-Es algo habitual en las parejas, tener la curiosidad de conocer a alguien muy diferente a nosotros. El problema es que lo que al principio nos atrae, se convierte después en un problema y cada uno pretende convertir al otro y llevárselo a su terreno, que es lo que ocurre en la obra.

-¿Es también imposible un amor entre dos personas muy diferentes en la vida real?

-Es posible cuando uno de los dos cede. De hecho, nos han venido varias personas después de la función diciéndonos que a ellos les pasó algo muy parecido. Es Asturias, por ejemplo, una mujer que era bibliotecaria nos contó que lo dejó todo para ir a una granja con su amor.

-Ya en "Un dios salvaje" formó una exitosa pareja con Maribel Verdú. ¿Cómo surgió este reencuentro?

-La verdad es que la experiencia en esa obra fue tan buena que llevábamos tiempo buscando otra en la que actuar juntos. Durante un viaje a París que hicieron Maribel y Pedro Larrañaga vieron en un teatro pequeño esta obra y en seguida tuvieron claro que es lo que estábamos buscando. La amistad que tenemos y la forma muy parecida de vivir la profesión se convierten en una gran compenetración sobre el escenario.

-¿Cómo ha sido trabajar bajo la dirección de Pou?

-Tiene fama de ser un director muy exigente y lo es, pero también es un cachondo y un actor, por lo que es una maravilla trabajar con él. Esta misma obra, con otro director, podría haberse convertido en la historia del paleto y la cursi, pero Pou ha conseguido darle un toque maduro a la vez que hacerla muy divertida.

-Es una obra de escenografía sencilla y con solo dos actores. ¿Una elección o una obligación en estos tiempos difíciles?

-En épocas de crisis han surgido piezas maravillosas, como el teatro de vanguardia polaco, que demuestra que en la sencillez está la poesía. En este caso nosotros elegimos este tipo de formato, pero lo triste es que en muchos casos no es una elección, sino una obligación porque es casi imposible hacer otra cosa.

-¿Qué recuerda de los años del éxito televisivo, aquellos en los que dejó de ser Antonio para convertirse en "Fiti"?

-En mi vida privada era un problema porque tengo una personalidad muy poco exhibicionista y llevaba mal salir a la calle y que me conocieran. Hoy está muy complicada la televisión y para hacer cosas que no me llenen prefiero no hacerlas.