Víctor Manuel fue cantante y compositor precoz. Nacido el 7 de julio de 1947 en Mieres del Camino, Asturias, compuso a los doce años su primer tema, 'Tendré tu amor'. Política y sentimientos han sido su inspiración, con la primera faceta enfrentándole con el franquismo y la censura y la segunda proporcionándole éxitos inolvidables como Sólo pienso en ti. Está casado con Ana Belén desde 1972 y tienen dos hijos

A sus 64 años, está orgulloso de haber vivido para cantarlo. Tres años después de iniciar una gira sin alharacas ni parafernalias con un espectáculo en el que hacía en directo la ecografía, la biografía y el 'making off' a sus canciones -banda sonora de la vida de hombres y mujeres de diferentes generaciones y continentes-, edita el CD-DVD del concierto y lo coloca entre los cinco álbumes más vendidos del país. Ahí están las canciones de batalla y las de amor; esas que cualquiera diría que le salen solas porque tiene la inspiración en casa.

"Pero que conste que las mejores las escribí cuando Ana no estaba porque andaba trabajando, o por la razón que fuera. La distancia pone más sobre la mesa que el día a día. Y ahí hay melancolía y echar de menos y un poquito de sufrimiento también".

Recuerda sin pudor aquellos tiempos de chaval en Mieres, donde nació y se crió, cuando los chicos pasaban la tarde "arriba y abajo" por una acera y las chicas por otra. Aunque, apunta, había guateques y alguna sesión de cine organizada. "Yo ya era muy enamoradizo con 11 o 12 años, y me creía que si miraba a una estrella fijamente, luego soñaría con la chica que me gustaba y esas chorradas. Pero a pesar del empeño, siempre he sido más seducido que seductor, por esa timidez que más o menos me acompaña. De hecho, con Ana fue así. Fue ella la que pensó ´este es para mí´. Y ahí estamos". De aquello hace 40 años.

No oculta su predilección por la mujer independiente en todos los sentidos, incluido el económico -"si la mayoría lo fueran, las calles estarían llenas de hombres abandonados"-, con criterio y opinión, "al contrario que muchos, que las prefieren pasivas para poder mandar sobre ellas sin problemas. Es un estímulo constante tener a alguien delante al que te tienes que ganar cada día, porque, si no, 'adiós, muy buenas'. Eso es mucho más entretenido que lo otro".

Reconoce que es de dar pocos consejos, pero ese sí se lo transmitió a su hija Marina: "Que no dependiera económicamente de ningún hombre, y como le van bien las cosas y es una mujer muy fuerte, así está siendo. Pero sí reconozco eso que tenemos los padres de proteger a las hijas, porque la sociedad es más peligrosa para ellas y hay tíos que se creen con el derecho a entrarle a una mujer y a minar su intimidad sin pensárselo dos veces. Y es innegable que hay algo ancestral. La niña es la niña, y existe un hilo invisible que te conecta, como padre, con ella".

Defensor de la paridad y consciente de que la gran revolución de las últimas décadas -"la única que ha salido bien"-, ha sido la de las mujeres, subraya que "la realidad, sin embargo, es que aunque ellas saben que no hay diferencias de sexos ante la ley y que esta les ampara, siguen muriendo a manos de ellos. Es intolerable, pero así es".

Las reconoce más intuitivas, más realistas, con el pie en la tierra. "El hombre es más soñador, más fantasioso. Generalmente tiene más necesidad de engañar, porque ellas hacen un recorrido más profundo sobre las relaciones, y el hombre, a menudo, quiere lo que quiere y lo quiere ya".

Él, que fue el más envidiado por ir del brazo de la más deseada –"lo que me enorgullece porque, como dice el dicho, 'arboleda bien plantada, siempre parece arboleda. La mujer de buen marido, siempre parece soltera', y libre, añado"–, ha comprobado, en estos tres años de patearse teatros por España, cómo son las mujeres que le siguen. "De edades diversas. Decididas. Algunas, de largo recorrido. Con muchas batallas ganadas o perdidas. Y que participan socialmente en las cosas que las atañen. Y sí. Por si alguien lo duda, que te digan: '¡Qué guapo estás', a estas alturas del campeonato, se agradece una barbaridad".