Ochenta y dos años cumplió ayer el empresario Amancio Ortega. El sexto hombre más rico del mundo (más de 56.000 milloncejos de nada en su cuenta nada corriente), fiel a su máxima de mínima visibilidad pública, lo vivió en la más estricta intimidad familiar, y, aunque no han trascendido detalles dado el hermetismo que acompaña siempre a su entorno más próximo, se da por seguro que no faltaron buenas viandas salvo que tocara viaje fuera de las sabrosas cocinas gallegas. Sus colaboradores más cercanos siempre han dejado claro que a Ortega estas celebraciones marcadas en el calendario le interesan poco.

Las ostentaciones no van con el fundador de Inditex, y si hubiera alguna duda quedó disipada cuando hace dos años en la simbólica entrada en los 80. Se le vio emocionado pero no muy cómodo en la fiesta sorpresa que le dedicaron su esposa, Flora Pérez, y su hija y heredera, Marta Ortega, en las oficinas de Arteixo, sede la compañía, ante la mirada de más de 3.000 empleados. Entonces sonó la canción "Celebration" de "Kool and The Gang". Padre e hija se dieron un paseíto por la fábrica del polígono coruñés de Sabón. Entre aplausos, claro. Y globos y bailes. El propio Ortega, nacido en la localidad leonesa de Busdongo de Arbas, se dio un capricho poco frecuente en su austera vida, en la que los derroches brillan por su ausencia, y para navegar por los 80 se compró un yate de lujo, a bordo del cual fue indiscretamente fotografiado en verano con lustroso bañador rojo.

El año pasado también hubo un gesto extraordinario, esta vez solidario: donó 310 millones de euros al Sistema Nacional de Salud para la compra de la última tecnología contra el cáncer a través de la Fundación Amancio Ortega. De salud, precisamente, todo en orden. De dinero, qué decir. Y la familia, muy bien, gracias. Marta, sin ir más lejos, parece feliz con su novio, Charly Torretta (hijo del diseñador Roberto Torretta, casado con la ovetense Carmen Echevarría), y al abuelo Amancio le cae la baba por su adorado nieto Amancio Jr. -fruto del fallido matrimonio de Marta con el jinete asturiano Sergio Álvarez- y por los hijos de su otra hija, Sandra. Su matrimonio con Flora Pérez Marcote, de 64 años, va viento en popa.

Su relación ya dura 35 años, frente a los 20 que estuvo casado con su primera esposa, la fallecida Rosalía Mera, madre de Sandra y Marcos. Pérez Marcote es consejera de Pontegadea, el holding personal del empresario, vicepresidenta del patronato de la fundación y socia de Inditex. Recientemente ha comprado dos millones de euros en acciones. Mujer sencilla, discreta, cariñosa y trabajadora que nunca olvidó sus orígenes humildes. Uña y carne. Ortega la conoció en el departamento de corte de una de sus fábricas en Sabón. Flechazo. O alfilerazo. De la relación nació Marta. Se casaron en 2001.

Siete años atrás, Ortega pasó el testigo de la dirección ejecutiva de Inditex a Pablo Isla. Pontegadea le lleva la mayor parte del tiempo, no en vano tiene en sus manos la cartera inmobiliaria privada de mayor volumen de toda Europa. En la lista "Forbes" de fortunas se ha situado en sexta posición tras Jeff Bezos, Bill Gates, Warren Buffett, Bernard Arnault y Mark Zuckerberg.

El principal accionista del gigante textil descendió dos peldaños tras un tijererazo de 1.048 millones de euros en 2017 por la pérdida de cotización del grupo. Detrás tiene al mexicano Carlos Slim.