Hollywood está comenzando a renegar del director de cine Woody Allen. La industria que durante décadas se vanaglorió de contar con el reputado director y guionista trata ahora al autor de clásicos como "Annie Hall", "Manhattan" o "Hannah y sus hermanas" como un auténtico apestado, hasta el punto de renegar de sus trabajos con él.

En algunos casos, como el de Mira Sorvino, resulta especialmente llamativo, toda vez que la intérprete -posteriormente vetada por Harvey Weinstein tras no acceder a mantener relaciones sexuales con él-, ganó su único "Oscar" merced a su participación en "Poderosa Afrodita", de largo el papel más relevante de su carrera.

En una carta abierta dirigida a Dylan Farrow, Sorvino pide disculpas por no haberla creído cuando denunció los abusos:"No me puedo imaginar cómo te has sentido todos estos años viendo cómo todos, incluyéndome a mí, alababan una y otra vez a quien habías acusado por haberte hecho tanto daño cuando eras una niña", escribió la intérprete. Otra actriz "lanzada" por Allen, Rebecca Hall, ha donado al fondo de defensa legal "Time's Up", que lleva los casos de acoso en Hollywood, el dinero cobrado por participar en el último filme de Allen, "A Rainy Day in New York". Se trata de un camino que ha seguido su compañero de reparto Timothée Chalamet.

En paralelo, personalidades de la industria como Reese Whiterspoon, Shonda Rhimes o Natalie Portman han repudiado públicamente al director en un coloquio televisado con Oprah Winfrey. El cineasta, no obstante, tiene aún algunos defensores, caso de Alec Baldwin, que recuerda que las acusaciones de Dylan Farrow fueron investigadas y no se presentaron cargos penales.