Conocida como Pasión Vega, celebra sus 25 años de carrera presentando un nuevo disco, "40 quilates". Con este álbum la artista desnuda su alma y confecciona un sonoro y literario mapa de sus sentimientos y momentos vividos a lo largo de su carrera. La cantante cuenta cómo ha sido este recorrido, cuál ha sido su evolución como artista y qué dificultades se le han presentado a lo largo de estos años.

-Veinticinco años de carrera, ¿se le ha hecho largo el camino?

-Sí, es increíble que haya pasado tanto tiempo y que la sensación sea de tanta rapidez. No ha sido largo. Cuando estás haciendo lo que te gusta, disfrutándolo, yendo de un sitio para otro con tu maleta y tus canciones, es un abrir y cerrar de ojos. Hay gente a la que se le pasan los tramos de la vida rápido y no es feliz; sin embargo, para mí han sido 25 años siendo muy feliz.

-¿En todo este tiempo ha tenido que renunciar a algo para poder continuar con su trabajo?

-Más que renunciar puedo hablar de lo que se pierde. Hay mucha gente querida alrededor a la que le van pasando cosas importantes y tú a lo mejor tienes una cita, un concierto, un viaje, una promoción u otra cosa relacionada con tu trabajo que no te permite estar en un mismo sitio siempre. Esto hace que te pierdas momentos importantes como cumpleaños, bodas de gente querida o incluso pérdidas en las que no puedes estar. Creo que es el único sinsabor que te deja esta profesión, la distancia. Sobre todo aquellos momentos en los que tu familia está sufriendo y tú no puedes acompañarla.

-¿Qué le han enseñado las experiencias y las personas que ha conocido durante estos años?

-Muchísimas cosas. Me ha marcado mucho el ejemplo de vida de algunas personas importantes que he ido conociendo. Esos artistas que son generosos con aquéllos que comienzan en el mundo de la música. Los que ayudan al compañero, los que no se toman esta profesión como una competición sino como una conexión con los demás, donde comparten conocimiento con el resto de compañeros. Ésta es la lección más grande que me llevo. Generosidad y humildad.

-¿Esa competición le ha afectado de alguna manera a lo largo de su carrera?

-Siempre me he desvinculado de ciertos círculos viciosos que puede haber con respecto a este tema. En general, podríamos hablar de los errores que puede cometer la industria. En este sentido, siempre he ido a mi aire. Eso te trae cosas muy positivas aunque también, a veces, te cuesta más hacer un proyecto. Pero merece mucho la pena ir por libre. Siempre he hecho lo que me ha apetecido hacer, lo coherente con mi manera de pensar y sentir.

-¿Cómo ha evolucionado su música en este cuarto de siglo?

-Comencé haciendo copla. Algo muy natural en una niña joven andaluza. Pero con el tiempo se produjo una evolución, un poco por tener ese deseo de encontrar mi propio estilo. A partir de ahí comenzó el mestizaje musical. Saqué a la luz todas las mezclas culturales y musicales que llevaba dentro. En mi casa, además de copla, se escuchaba todo tipo de música. Estaban en mí y los fui dejando salir.

-¿Qué estilos forman parte de "40 quilates"?

-Bolero, chachachá, vals, que me encanta, blues... Todos esos ritmos que a lo largo de estos años he ido mezclando en este disco vuelven a aparecer de una manera sutil y muy pura. Creo que hemos vuelto a esa pureza de los ritmos de siempre. Los clásicos que a mí me encantan y muy poca gente utiliza ya.

-¿Cuál es el panorama actual de la música en España?

-Creo que tenemos un país con un enorme talento. Hay gente muy bien preparada, con muchas cosas que decir a través no sólo de la música sino de cualquier tipo de arte. Hay que darles oportunidades a los que empiezan, un hueco para que se expresen y nos hagan sentir a través de sus proyecto.