La institución de la Corona que un día está llamada a representar por mandato constitucional llama, cada vez de forma más insistente, a la puerta de Leonor de Borbón. La heredera al trono de España cumple mañana 12 años, una tierna edad considerada la transición entre la infancia y la adolescencia. La Princesa de Asturias ha dejado poco a poco de ser una niña y se convierte en una adolescente, una etapa en la evolución de todo ser humano no exenta de dificultades. Y en su caso son mayores porque desde que nació tiene fijada una trayectoria a seguir a la que no le quedará más remedio que adaptarse si quiere dar continuidad a la monarquía que ahora encarna su padre Felipe VI.

Dicen que por ahora Leonor y su hermana la Infanta Sofía han crecido "como dos niñas más" por expreso deseo de sus padres los Reyes. Sobre todo, el de su madre Letizia. Puede ser, aunque no es fácil encontrar en España dos niñas que, al menos un par de veces al año, en la Fiesta de la Hispanidad y Pascua, tengan el privilegio o el deber -según se mire- de recibir y dar la mano a las más altas autoridades del Estado y de la Iglesia. Ambas fechas son las únicas en la que las dos pequeñas se han dejado ver en actos públicos e institucionales, al margen de la recepción a la selección nacional de fútbol en 2010 tras haber ganado el Mundial en Sudáfrica.

El debate sobre la presencia de Leonor en la escena pública y el papel que ha de desempeñar está sobre la mesa desde hace tiempo y, según cumple años, se intensifica. Nadie le niega su derecho a una infancia normal y son más los que aplauden la decisión de los Reyes de mantenerla al margen cuanto más tiempo mejor que los que reclaman más visibilidad para la heredera al igual que sucede en otras monarquías europeas.

Desde que se convirtió en Princesa de Asturias el 19 de junio de 2014 -entonces tenía 8 años- ha gravitado su posible presencia en Oviedo para asistir a los premios de la Fundación que lleva su nombre. En el Teatro Campoamor pronunció su padre su primer discurso público con 13 años y para entonces ya había recibido simbólicamente en Covadonga el título de Príncipe de Asturias cuatro años antes. Públicamente Leonor no ha pisado la tierra natal de su madre, que junto al Rey ha recorrido media Asturias para entregar el premio "Pueblo Ejemplar" de la Fundación, un acto más distendido y popular, con destacada presencia de niños, que algunos proponen como escenario ideal para que ésta se estrene en el Principado y en sus cometidos institucionales.

Lo que decidan en Zarzuela está por ver, porque su vida y la de su hermana están blindadas hasta el punto de que habrá que esperar a mañana para ver si en la Casa Real acceden a contar algo de cómo celebrará su 12.º cumpleaños o, lo que sería ya toda una novedad, facilitar fotografías.

Así las cosas, de momento hay que quedarse con lo poco que trasciende de los gustos y aficiones de la Princesa de Asturias: estudiante ejemplar y curiosa, se maneja bien con los idiomas, es aficionada a la cocina, toca el violonchelo y monta a caballo. Es una guapa chiquilla de ojos claros y pelo rubio, además de muy estilosa. Y la sonrisa nunca le abandona. Si pocas veces ha posado para los fotógrafos, cero han sido en las que mostró algún gesto -que hubiera sido normal a su edad- de fastidio o enfurruñamiento. Toda una muestra de regia educación. Felicidades.