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Lunes | 2 El bigote

El bigote. Francisco Grimaldi,Malizia, en la Nochebuena de 1306, se vistió de monje y acudió a las puertas de Mónaco, peñón inexpugnable en manos de los Spinola. Los centinelas no recelaron del fraile, que se reunió con sus secuaces, estranguló a la guardia y franqueó el paso a sus tropas. Así subió al trono el primer Grimaldi, su primo, el también primer Rainiero. Dos frailes barbudos, con largos bigotes y espadas en alto, recuerdan en el escudo del principado aquel episodio. A ver, la historia, y más en esos siglos, es lo que tenía. Mónaco hoy es otra cosa. Tú dices Mónaco y ves estefanías y carolinas, guardaespaldas casquivanos, ruletas, circos, Gestas y demás, pero no monjes bigotudos. Bueno, sí, el príncipe Alberto anda ahora con un bigotito de galán de cine trasnochado. Dicen que en recuerdo de sus ancestros. Por Rainiero padre. No por el otro. Ni los monjes guerreros, claro está.

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